Partió “el flaco” Spinetta
Músico argentino falleció a los 62 tras luchar contra el cáncer al pulmón, dicen los medios de todas partes. El emblemático músico es considerado uno de los pilares del rock latinoamericano. Su estilo melódico fue su sello por más de cuatro décadas. (Versión extendida del artículo aparecido el jueves 09 de febrero de 2012 en el diario oficial El Peruano).
“¿Qué seríamos sin poesía?”, se preguntaba Spinetta, más poeta que cantor. |
Escribe: José Vadillo Vila.-
En el país de los
gauchos hoy los titulares de los diarios andan de luto con razones justas: Luis
Alberto Spinetta, una de las celebridades tranquilas y de pluma más creativas de
la música del sur del río Grande, se nos fue para siempre y más flaco y eterno
que nunca, este poeta del rock, aunque su arte fue más que tocar guitarra y
cantar.
Dicen las
informaciones que murió rodeado de sus cuatro hijos, una forma elegante de ir
expirando para alguien que le dio con perseverancia a lo melódico y al amor y
al mensaje.
La noticia llegó
ayer por las tarde e invadió como neblina el verano. Las redes sociales colapsaron
con notas afligidas de seguidores y enlaces a sus canciones al youtube, luego
que la hija menor del músico, Vera, lo confirmara escribiendo en su cuenta de
twitter: “Así mi corazón te añorará. Te amo papá”.
Entonces se volvió a
escuchar casi por obligación canciones como “Seguir viviendo sin tu amor”,
“Rezo por vos”, “Los libros de la buena memoria”, “Muchacha ojos de papel” y
ese “Todas las hojas son del viento”, frase por la que sus paisanos de Enanitos
Verdes lo habían eternizado en la baladita roquera “Aún sigo cantando” en los
tempranos ochenta, cuando Spinetta ya era leyenda en el país del sur.
Suena a sacrilegio,
pero su voz no era de otro mundo, valgan verdades. Timbre sencillo y agudo,
como la de adolescente que descubre sus primeros acordes de guitarra en el
parque. Más sus letras eran de otro planeta. Poeta y músico, claro.
Suena a sacrilegio, pero su voz no era de otro mundo, valgan verdades. Timbre sencillo y agudo, como la de adolescente que descubre sus primeros acordes de guitarra en el parque. Más sus letras eran de otro planeta. Poeta y músico, claro.
Hecho para canciones
Al famoso periodista
Rodolfo Braceli, hace un par de años le dijo en una kilométrica entrevista que dio,
publicada en La Nación de Argentina: “Yo estoy para hacer canciones”. Ahí confesaba que le bastaban cuatro horas para
saciar el sueño, que luego le mataba no hacer nada, que prefería dibujar con el
photoshop o cocinar mientras le aterrizaba alguna frase de canción o escuchaba
el piano elegante de Bill Evans. “Hay que hacer pan y hay que hacer
canciones”, le dijo este artista que de adulto recién empezó a escribir Dios
con mayúscula. “Creo que Dios es práctico, nos evita explicaciones”, decía.
Y Braceli que lo
veía matando uno con otro cigarro, le preguntó si le molestaba a este poeta
hecho rock si le preocupaba el dedo ineludible de la muerte. “Es quien
nos acompaña, ¿no? Está presente siempre, hasta que finalmente nos toca. (…) somos
burbujas que se rompen con una facilidad absoluta. Pero la muerte no es una
presencia que me impida cantar, ni ser feliz, hoy. Si la ignoramos demasiado
somos unos ridículos, como ése que se pega un pedo tremendo y sale a 180 y mata
gente. Algo más: creo que si sos una persona enfermiza con la muerte te vas a
hacer muy amigo y te va a llevar antes”.
Coqueteos con la muerte
Hablando de
enfermedades, dos cosas. A fines de diciembre, se hizo popular en las redes
sociales la carta que había escrito Spinetta a través de su hijo Dante, donde
hablaba del mal que lo acompañaba. “Desde el mes de julio sé que tengo cáncer
de pulmón. Estoy muy cuidado por una familia amorosa, por los amigos del alma,
y por los mejores médicos que tenemos en el país”, escribió entonces.
Ya como se venía
venir su cita con la parca, dirían los entendidos. “El flaco” había pasado en
enero su cumpleaños número 62 en una clínica donde había sido internado para
una operación de urgencia por divertículos en el estómago, que, explicaron los
galenos, no tenía nada que ver con el cáncer anunciado. Y sus fans colmaban el
famoso twitter con su frase “Mañana es mejor”, como para darle bocanadas de
esperanza a este también flaco del alma.
Es que había
inspirado a muchos para hacerse del arte. Gustavo Cerati, líder de Soda Stereo,
era uno de los que le agradecía por tanta inspiración. El año pasado, el flaco
fue a visitar a Cerati en la cama donde permanece en estado de coma desde mayo
de 2010, y Spinetta salió desencajado: “No soy el mismo tras visitar a ese
gigante dormido”, dijo al diario chileno La Tercera. Pero se daba el tiempo de
hablar bien de otro amigo, Charly García. “Charly está en una etapa muy buena,
de reconstitución de las ideas. Ahora podemos conversar y tocar. Es un Charly
mucho más lindo que el Charly absolutamente intratable de ciertas épocas”,
decía siempre positivo. Adiós, flaco. Y gracias por las canciones y la inspiración. (Con información de internet).
Brevedades de su trayectoria
En 1967 formó su
primer grupo, Almendra, con los que editó dos álbumes; en 1971 lanzó su primera
experiencia en solitario, Spinettalandia y sus amigos, con quienes grabó Artaud,
considerado uno de los mejores álbumes de la historia del rock argentino. Luego
integró Invisible y Jade y los años ochenta lo tomaron nuevamente en
solitario o lanzando colaboraciones exitosas con Fito Páez y Charly García
mientras la crítica elogiaba sus álbumes ininterrumpidamente.
Hace tres años,
ofreció un recital de cinco horas en su ciudad, donde recorrió su amplia
carrera con invitados como Cerati y García.
Sepa más
-Fue hijo de un cantante de tangos y fueron sus poetas de
cabecera César Vallejo, Borges, Baudelaire y Rimbaud.
-Portal Terra recuerda que sólo tocó en el Perú en dos
oportunidades; en 1969, como integrante de Almendra, en el Festival de
Ancón. Y en 2005, en el María Angola de Miraflores.
-Spinetta será
velado y cremado en estricto privado en Buenos Aires.