¡La fiesta de los cajachos!


¿Qué singularidades tiene Cajamarca para ser la Capital del Carnaval Peruano? La alegría y las comparsas reinan en la ciudad de la sierra norte, del 02 al 26 de febrero, en uno de los eventos turísticos y culturales más importantes del país. (*)



Escribe: José Vadillo Vila

¡Usha! Dos golpes de voz que se aúnan para el grito de jolgorio. Usha va salpicando de alegría las noticias desde la sierra norte. El carnaval toma Caxamarca, ciudad donde el inca tomaba sus baños hace más de 500 años y luego el barbudo Francisco Pizarro -soldado ducho con leyenda de criador de cerdos- llegó junto a los trece del Gallo y siete mil indígenas.

Las calles y plazuelas se apresuran en ponerse guapas mientras en los barrios, los pregones de fiesta sacuden a la gente de la monotonía, llamando a las comparsas, a las patrullas de bailarines y cantantes, que forman los jóvenes de espíritu llenando los jirones y avenidas de marineras, huainos picaditos y la tradicional y alegre cashua, haciendo espacio también, como no, a las nuevas tonadas, porque también la modernidad se cuela en las tradiciones y las preña. ¡Usha!

Entonces "La Matarina", "El Cilulo", "El Gavilán" empiezan a elevarse por doquier, desafiando en importancia hasta el mismísimo Himno Nacional. Se cantan rápidas, acompañadas de guitarras, de bombos mientras, acomodando nuevas coplas llenas de amor pícaro y humor, que se van improvisando en contrapunteo, entre hombres y mujeres, entre una y otra comparsa, entre vecinos de uno y otro barrio. Y las coplas de carnaval se acomodan mejor cuando las gargantas toman cuerpo en chicha de jora. Y el miércoles 15, día de paga, todos los cajachos estarán en la plaza de armas riéndose desde temprano de las creaciones que se estrenan para la final del concurso de coplas.

Se los ve por las calles de los barrios de Chontapaccha, por San José, Santa Elena, San Sebastián, Cumbemayo, La Merced, Dos de mayo y Pueblo Nuevo. Los "clones", los compadres, las comadres, todos compiten en sus propios concursos.
  

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¡Agua para todos!, se escucha por doquier. Y no es que sean amantes de un programa estatal sino es grito de júbilo y el turista tiene que adaptarse no más, dejarse mojar, que ahí está la gracia.

Los días corren con banda de músicos como telón de fondo, mientras las gargantas se siguen afinando y los días empiezan a terminar en las madrugadas del día siguiente. Se escuchan el "bando carnavalesco" recorriendo la ciudad y de seguro en el barrio de Santa Elena, el Ño Carnavalón estará casándose con Doña Carnavalona, que algo les durará su alegría.

Se afinan las comparsas picarescas y hay concursos de baile por doquier con antifaz, con disfraz, que así es la gracia. Se los ve por las calles de los barrios de Chontapaccha, por San José, Santa Elena, San Sebastián, Cumbemayo, La Merced, Dos de mayo y Pueblo Nuevo. Los "clones", los compadres, las comadres, todos compiten en sus propios concursos. No se sienta mal, querido lector, que hasta los sacos largos tienen su propio festival (tome nota: la cita es el jueves 16).

Como todos los años, será dura la designación del tradicional concurso Señorita Carnaval, ante tanta belleza cajacha, como para no volver a casa. Y también se coronarán a la Reina Infantil, a la señorita simpatía, la fotogenia, la amistad y otras más, porque belleza sobra y brillarán en la Noche de Reinas, en la sábado 18.

Ciudad que se debe al campo, de leches y lecheros, cómo no, hay ferias para la artesanía, la agropecuario, para la chicha y el pan, y también se rinde culto al buen yantar en ferias y en las casas. Se sirven bien los chicharrones con mote, el sancochado, el cuy frito con trigo y el picante de cuy, el caldo verde, para seguir bailando y cantando.

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Cajamarca. Caxamarca. Casha-marca, "tierra de espinas", en quechua. La ese y la hache juntas en sonido "sh" son propias del quechua de los cajachos y de ancashinos, por si no lo sabía. No hay sonido semejante en el quechua sureño, se lo dirán en la Academia Regional del Idioma Quechua de Cajamarca y sus 44 filiales. Por eso aquí el cortamontes o tumbamonte tiene nombre propio y se llaman unsha, y no deja de ser lo mismo: bailar alrededor de un árbol adornado con regalos.

Para todos es alegría menos para el "Ño Carnavalón", a cuya costa todos celebramos y que sabe que lo van a matar, mismo personaje de garciamarqueña Crónica de una muerte anunciada. El "Ño" ingresará el sábado 18 a lo grande a la ciudad. El lunes de carnaval (lunes 20) comparsas y patrullas harán de las suyas durante el corso de carnaval, donde se aplaude a los mejores disfraces y carros alegóricos embellecidos por las carachas reinas.

Al día siguiente, martes, en Santa Apolonia será el velatorio del Ño Carnavalón y habrá que consolara las tantas viudas que deja a su paso mientras corren los "salud" a su alrededor entre los que quedamos para acá.

El miércoles de ceniza, miércoles 22, el querido Ño se entierra como dios manda por estas fechas: leyendo un testamento donde el pueblo dice en broma lo que quiere decir en serio a sus autoridades.  Y habrá hasta el domingo 26 más unshas y más coplas por todos los barrios para seguir despidiendo el carnaval hasta el próximo año. ¡Usha!

(*) Publicado el lunes 6 de febrero de 2012 en el semanario Variedades del diario oficial El Peruano.

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