Voz de orquestas
EN ESCENA. Juan Diego en recital en Lima. Foto: Norman Córdova/diario El Peruano. |
Amén de su gran temporada, en 2012 Juan Diego Flórez fue declarado Embajador de Buena Voluntad de la Unesco, y pasó a ser
parte del prestigioso grupo de líricos "Kammersänger" de Austria,
mientras su proyecto por los niños, Sinfonía por el Perú, cosecha aplausos. (*)
Escribe.- José Vadillo Vila
Vivien Schweitzer, crítica de
música del New York Times, uno de los diarios más influyentes del
mundo, considera el dúo del tenor Juan Diego Flórez Diana y la soprano
Diana Damrau, en "Elisir d'Amore", presentado en marzo en el
Metropolitan de Nueva York, entre los seis eventos más importantes del año para
la música culta en la ciudad de los rascacielos.
El mes
pasado, haciendo eco al pedido de la Ópera de Viena -donde debutó en 1999-, el
tenor ligero más famoso del orbe ingresó al exclusivo grupo de
"Kammersänger", un título que concede el gobierno austríaco sólo a
los gigantes de la lírica, como José Carreras, Montserrat Caballé, Plácido
Domingo y Alfredo Kraus, entre otros.
En
2003, el nombre de Flórez comenzó a retumbar: el inmortal del bel canto,
Luciano Pavarotti, dijo que el joven tenor podría ser su sucesor como cantante
de ópera. Luego, otro de los "tres tenores", Placido Domingo,
corroboró la teoría de la excelencia en la voz y la técnica del peruano. El
español aumentó las lisonjas. Dijo que el peruano era el mejor tenor ligero de
todos los tiempos.
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Flórez. Foto: Norman Córdova/diario El Peruano. |
Fuera
de su paso por los mejores escenarios junto a las más importantes orquestas,
Flórez también cosecha otras flores. En noviembre fue nombrado en París, por la
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura,
como nuevo Embajador de Buena Voluntad de la Unesco. Al momento de
entregarle la distinción, Irina Bokova, directora general de la institución, resaltó
la dedicación e iniciativas relacionadas con la inclusión social y la educación
que, en sus 16 años de trayectoria artística, ha desarrollado el artista.
El
sueño de Juan Diego es "sembrar" de orquestas el Perú. Y por ello la
principal iniciativa que lleva adelante se llama Sinfonía por el Perú, una
entidad que va para los dos años de existencia, desde la cual apoya la creación
de orquestas y coros infantiles y juveniles en nuestro país. La misma que está
inspirada, lo ha dicho el propio artista, en el Sistema de Orquestas Infantiles
y Juveniles de Venezuela, creado hace 35 años por el maestro José Antonio
Abreu.
La
Fundación creada por Flórez tiene por eslogan "Canto, toco, crezco".
Ya cuenta con 20 escuelas musicales (o núcleos de formación musical) en zonas
urbano marginales para niños y niñas. Este proyecto de inclusión social busca,
al educarlos en la música y el canto, alejarlos de la drogadicción y
delincuencia, y de esta manera transformar la sociedad mediante la música.
Ya lo ha dicho Juan Diego: "soy un convencido del poder de la música
y el arte, y del beneficio que traerá a todos los habitantes de nuestro
país", y parece que nadie lo doblegará en su contagioso empeño.
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El mes pasado, haciendo eco al pedido de la Ópera de Viena -donde debutó en 1999-, el tenor ligero más famoso del orbe ingresó al exclusivo grupo de "Kammersänger", un título que concede el gobierno austríaco sólo a los gigantes de la lírica...
A los 39 años de edad, Juan Diego,
hijo del cantante de música criolla Rubén Flórez, está casado con la
alemana Julia Trappe y es padre de Leandro. Desde 2005, aproximadamente,
este hombre que salta de teatros, países, aviones y hoteles, siempre ha dado un
espacio en su apretada agenda para el Perú.
Tal vez
por cierta nostalgia con sus primeros años musicales, cuando hacía rock en una
banda de garaje, ha dado conciertos masivos en Lima y el Callao junto a figuras
populares como Gianmarco o Pedro Suárez-Vértiz. Un trampolín que ha permitido
al público acceder a la música académica, ello aunque Juan Diego considera que
"la ópera nunca será de masas porque es para un grupo de personas con gran
sensibilidad musical, lo cual no tiene que ver con su procedencia social, igual
que el jazz". Aunque también suscribe la idea que sólo existe la música
buena sin distinción de géneros.
El
cantante que admira al tenor Alfredo Kraus, que se ha hecho un nombre a partir
de interpretar las óperas del italiano Gioachino Rossini, aún se emociona
cuando en medio de la formalidad de los grandes teatros del mundo, algún
paisano despliega la bandera bicolor o grita "¡Viva el Perú,
carajo!".