Oda a la palabra andante


Foto: Archivo Histórico diario oficial El Peruano.


Escribe: José Vadillo Vila

No hubo azar. ‘El Perú’, su poema más breve y conocido, ese que dedicó al país y se recita cada mes de julio en los colegios, lo escribió a pedido y de un solo tirón.

Marco Martos (Piura, 1942) cuenta por primera vez la historia. La profesora de educación secundaria Luisa Pinto Cueto, quien acaba de recibir las Palmas Magisteriales 2013, se lo pidió durante años, “haga un poema que enseñe a los niños cómo amar al Perú”. “Eso es muy difícil”, respondía el poeta, que durante cinco años solo pensó en la forma de redactar ese poema y finalmente lo escribió en un día. “Si los autores tienen una relación de padres a hijos, ese poema es mi hijo más exitoso, está en todas partes, en museos, en revistas”.

La Generación del 60 es trágica, varios murieron pronto como Javier Heraud, Luis Hernández, Juan Ojeda y Hernando Núñez. Y ya la edad nos va cobrando. Así, quedamos los sobrevivientes”.

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No se siente cómodo hoy que los reflectores le apuntan. Precisamente él, quien ha organizado tantos homenajes a otros vates admirados, ahora se ha convertido en el homenajeado.

-No, no. Es raro –insiste mientras apura una taza de café–. El homenaje hay que agradecerlo pero tiene  un valor secundario que tal vez se convierta con el tiempo en el principal: que permita que una obra centrada en la poesía, algo que la sociedad no toma en cuenta siempre, se difunda.

Y ¿qué es la poesía? “La poesía es menos importante que la vida, pero cuando la vida pasa, a veces la poesía cristaliza un momento y queda como un documento de una época, de una circunstancia”, afirma.

Quiero ir al momento del descubrimiento de la palabra poética por Martos, al tiempo ‘muy remoto’, que se hunde en su infancia piurana... “El niño capta la poesía no tanto por los significados sino por los ritmos, juega con palabras, hace rimas y el ritmo es la esencia misma de la poesía”. Cita a Octavio Paz, para quien lo importante de la poesía es que toma cosas de la vida misma. “La vida está organizada en grupos de a dos o de a tres, y así es siempre. Noche/día, amor/odio, calor/frío, padre/hijo/espíritu santo, madre/hijo... Y esos son los ritmos que se alternan en la poesía clásica”.


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El poeta suscribe la idea de que el Perú es tierra privilegiada para la poesía. “Más de siglo y medio de calidad que han mantenido los poetas desde González Prada hasta la Generación del 50”, dice. Y ahora el internet y la mejora de la calidad de vida está permitiendo que los jóvenes tengan ‘un indicio’ de lo mejor que sucede en la poesía mundial.

Sobre la Generación del 60, la suya, “se puede decir que es una generación en el sentido amplio, aunque varios murieron pronto, como Javier Heraud, que murió prácticamente asesinado; y tenemos tres suicidas: Luis Hernández, Juan Ojeda y Hernando Núñez. La edad nos va cobrando y Antonio Cisneros falleció cuando tenía mucho qué decir. Quedamos los sobrevivientes”.


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Antes del año 1990, Martos solo tenía cinco libros. Después ha publicado casi una veintena de títulos.

-He aprendido más –cuenta–. En los noventa hice un nuevo estudio para variar mi registro poético, me fui hasta el pasado más remoto de la poesía, la versificación clásica, sobre cuyos cimientos están construidos los versos de Vallejo, Neruda y Octavio Paz. Los poetas más recientes generalmente descuidan esa tradición y pierden posibilidades para versificar, de tener una música más variada.

En eso concuerda con los teóricos rusos, quienes a inicios del siglo XX ya decían que la literatura es forma antes que fondo. “Los temas pueden variar pero la forma es la que preside el fenómeno literario: el cuento, la novela, la poesía, todo necesita una pericia, por eso hay quienes han publicado solo un cuento y todos lo celebran. Es por su técnica”.


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La Cámara Peruana del Libro destaca así la prosa de Martos: “usa un lenguaje sencillo, irónico y cotidiano para criticar la realidad en la que vive y para referirse a la soledad y al aburrimiento existencial”. Él dice que la ironía es algo que le viene desde joven, por su experiencia de vida, por Vallejo y los expresionistas alemanes, como George Trakl y el Bertolt Brecht de los primeros años, “que con una dicción suave decían cosas terribles”.

Martos es de los que suscriben que si Kafka hubiera nacido en el Perú sería un escritor costumbrista, que novelas como El Proceso hablan de cosas muy presentes en nuestra realidad. Opiniones que vienen de quien fue decano de la Facultad de Letras de la universidad de San Marcos y terminó siendo ‘un poco abogado’, porque tuvo que desfilar varias veces por los juzgados, por ‘locuras calculadas’ de algún profesor.

Pero no se queja de los años dedicados a la vida académica, que siempre consideró el camino más cercano a su vocación literaria y que ayuda a ampliarla también. “Para un escritor estar en una universidad, en contacto con los jóvenes, es un privilegio”. Forma antes que fondo, es lo que sugiere a los universitarios, quitar el mar de citas de sus tesis para que sean publicadas.

-Una tesis tiene que acercarse a los lectores, tener muy buena prosa, ser grata, creativa. Mire cuántos estudios se habrán hecho sobre Flaubert, ¡miles!, pero el de Vargas Llosa es impecable, es un añadido de calidad. O Paisajes peruanos, de José de la Riva Agüero. Es por eso que los admiramos.


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El bardo le debe a su vocación literaria la posibilidad de haber viajado bastante. Es un empecinado de la literatura y escribe en cualquier momento, aunque prefiere las mañanas.

 Hace literatura aun cuando aparenta no hacer nada. Es consciente de su apariencia desordenada, pero gracias a su afición por el ajedrez aprendió a tener ‘un reloj interno’ que le da la disciplina que se necesita para las Letras. Nunca pensó llegar a la Academia Peruana de la Lengua y es ahora su presidente.

¿Algo pendiente? Le gustaría seguir una obra cuentística que inició en 2003 con la publicación de El monje de Praga. No quiere narrar lo obvio sino que sus relatos se desarrollen en espacios casi desconocidos. “Sobre todo soñar con la palabra, no copiar la realidad sino construir otro mundo paralelo, eso es la poesía”.



Editarán primer Diccionario de Peruanismos
Martos anunció que en el verano de 2014 saldrá a la venta el primer Diccionario de Peruanismos, editado por la Academia Peruana de la Lengua, que revisará entre 6,000 y 7,000 palabras.

“Carecíamos de un diccionario colectivo de peruanismos. Hay trabajos históricos como el de Ricardo Palma, Americanismos,  Neologismos y Papeletas Lexicográficas, el libro de Juan de Arona, y tras un largo vacío el de Martha Hildebrandt, que son comentarios a unas 500 palabras, y el diccionario de Miguel Ángel Ugarte Chamorro”, explica.

El diccionario revisará desde peruanismos históricos, como ‘cancha’, ‘chifle’ o ‘achachao’, hasta términos más recientes como ‘ubicaína’, que vendría a ser “una pócima mágica inventada por los peruanos”, dice Martos. La publicación será posible gracias al mecenazgo de Alberto Benavides de La Quintana.

En la fil 2013
Marco Martos fue homenajeado el jueves 01 de agosto, por la Cámara Peruana del Libro en el auditorio César Vallejo de la FIL, en Jesús María.

Este año, Martos también ha presentado en la feria el libro de poemas Vértigo, Lima, editorial Vicio Perpetuo, 2013, sello con el que ha publicado sus tres últimos títulos.

Alista el poemario Caligrafía china, con Peisa, y un nuevo volumen de ensayos bajo prensa de la editorial San Marcos.

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