"Hago música para el pueblo"
Entrevista: José Vadillo Vila
Toda canción que toca este niuyorcan se convierte en éxito. El multipremiado pianista Sergio George celebra 25 años de trayectoria como compositor y arreglista, y caen por su propio peso sus cuatro nominaciones a los Grammy Latino 2013.
Toda canción que toca este niuyorcan se convierte en éxito. El multipremiado pianista Sergio George celebra 25 años de trayectoria como compositor y arreglista, y caen por su propio peso sus cuatro nominaciones a los Grammy Latino 2013.
–¿Qué piensa de la salsa hecha en el Perú?
–Hace 22 años trabajé para el sello RMM, de Ralph Mercado, y
vine invitado por Celia Cruz. En la TV vi un cantante buenísimo, Antonio
Cartagena, que pegaba con Sin ti. Le dije a Mercado, “hay un muchacho peruano
que creo que puede ser el nuevo José Feliciano, en R&B latino”. Se firmó el
contrato, pero se fue a hacer su disco con un productor venezolano y no pasó
nada. He trabajado con Eva Ayllón y Gianmarco. Y cuando se desbarató el primer
DLG, había un cantante peruano Kery George (radicado en EE. UU.), que quise
poner en el grupo para sustituir a Huey Dunbar, pero no se pudo.
–¿Cree que la música afroperuana puede pegar en el
mercado latino?
–Hay que hacerle ajustes. Lo que falta, sencillamente, es
tratar de atraer un público que no es peruano, producirlo de una forma más
masiva, cambiar el sonido un poco. Lo hizo Carlos Vives con el vallenato. Hay
que estudiarlo y hacerlo inteligentemente. Es un reto.
–¿Cómo logra que sus canciones peguen?
–Soy muy fanático de dar al público lo que quiere. Cada día
me siento en la computadora para chequear lo que está pasando en el mundo, cómo
va la economía, ver los problemas a diario de la gente. Si veo que está pegando
una temática, voy por ahí. Así me mantengo actual, no vivo en el pasado.
–Los ganchos (hooks) pegajosos que deja en el
subconsciente de las mayorías caracterizan sus trabajos.
–Aprendí hace tiempo que no hago música para mí. Me he
dedicado los últimos 25 años a hacer música para el pueblo. Para mí la mayor
satisfacción en el mundo musical es cuando subes a la tarima y la gente tararea
las canciones y hasta las partes de metales.
–El prestigio ganado en la música latina le obligará
a rechazar proyectos...
–El 99% de las veces. Desafortunadamente, como en todo
negocio, existe gente que lo que quiere es un éxito, que yo le haga un hit y
ellos se llenen de plata. Quiero trabajar con artistas que buscan calidad. Por
eso respeto mucho a Marc Anthony y otros que trabajaron conmigo cuando la salsa
no estaba en su apogeo. Tienen amor por la salsa.
–La búsqueda de la calidad le demandará mucho.
–Sí, en el caso de Marc Anthony, en el último álbum que
hicimos, 3.0, demoramos un día con los músicos en la sala para estudiar bien
las cosas, quedar conformes y empezar la próxima canción.
–¿A qué música siempre vuelve?
–Me relaja la música gospel, porque me crié con la raza
negra, en Nueva York. Entro al Youtube o en mi iPad tengo álbumes de gospel y
soy fanático de la música de los setentas, brasileña y africana.
–¿Hay algún formato en el que aún no ha incursionado?
–Soy fiel a la cultura latina y ahí me quedo. Soy
puertorriqueño, pero me veo como latino. Y hago música para un público latino.
Quiero seguir llevando mi música, no sé si con más películas, más giras. No sé.
–El reggaeton fue una ola que quiso opacar a la salsa...
–Lo que pasa es que la música latina, la salsa, es algo muy
honesto, muy real y musical. El reggaeton tuvo su momento, pero entró mucha
gente que lo que quería era hacer plata. Eso quizá tenga un boom, pero se cae.
Entonces están buscando en la salsa, porque saben que hay calidad.
–Le he escuchado hablar mucho de Dios...
–Para mí Dios es número uno, sin Él no hay nada. Tuve un
accidente en Miami hace cinco años, murió la persona que me chocó; no morí de
milagro. Cuando salí del hospital me dije que debía aprovechar cada momento. No
vivo pensando en dos o cinco meses, en qué voy a producir, vivo el hoy. Eso me
enseñó muchísimo, que sin Dios no hay nada.