“La literatura no es una misa de réquiem”
Omnívoro de géneros, el escritor venezolano Luis Britto García los ha
practicado todos, gracias a su manera de trabajar de la mañana a la noche, en
la redacción paralela de varios libros a la vez. (Publicado el 30 de julio en
el semanario Variedades del diario El Peruano).
En el arranque de El Imperio Contracultural: Del rock a la
posmodernidad (1991), el entrevistado enunciaba que "la política es la
continuación de la cultura, por otras vías". En este ensayo de casi
doscientas páginas, el venezolano Luis Britto García –nuestro entrevistado–
estudiaba a la sociedad posmoderna a partir de elementos cotidianos, como los jeans
o el rock, elementos de la contracultural norteamericana que luego se
convirtieron "en la filosofía oficial del capitalismo financiero".
Cuando Britto publicó el libro todavía la posmodernidad no
era un término de la vida diaria. Un
año después, el politólogo Francis Fukuyama, entonces asesor
de Bill Clinton en la Casa Blanca, recién anunciaría El fin de la historia y el
último hombre; que con el triunfo del neoliberalismo había terminado el enfrentamiento
de las ideologías. Britto, por su parte, escribía sobre la posmodernidad cuando
esta "parecía algo abstruso que no le parecía importar a nadie, pero terminó
siendo algo así como la filosofía oficial del capitalismo financiero". Tal
vez este análisis anticipado que ha hecho el escritor venezolano le ha permitido
que su libro tenga tantas ediciones, sobre todo en su país y en Cuba.
Él nació hace 62 años. Su generación es la que descubrió, en
los altos decibeles del rock, los gritos de libertad. "Mientras la
juventud latinoamericana tomábamos el cielo por asalto, con elementos
subversivos, guerrillas y todo eso, había una guerrilla contracultural en los
países hegemónicos: el rock, el movimiento hippie, el movimiento gay. Prometían
una victoria fácil que no se dio", sintetiza el caraqueño, con esa voz
joven, atiplada, cantarina de los caribeños.
"El Imperio Contracultural parte del análisis de qué
tuvieron de bueno las contraculturas y por qué fracasaron y, sobre todo, por
qué acabaron en esa especie de enorme retroceso que fue la posmodernidad",
dice y sonríe recordando a los "punketos", que en una época tomaron
este ensayo sobre "el pensamiento de Estados Unidos o los poderes
hegemónicos y las formas en que pueden falsificar y manipular las mejores
tentativas culturales" como una suerte de biblia. Los "punketos de
peinados estrafalarios" la llamaban "El libro azul", por el
color de la primera portada. Britto los veía en las presentaciones del libro,
escuchando atentamente cómo los pantalones jeans, que primero los usaron las clases
trabajadoras, luego los delincuentes urbanos, terminó convertida en una
vestidura de prestigio "porque señalaba ocio". "Todos los empleados
iban vestidos de casimir, pero el dueño iba en jeans, John F. Kennedy salió en
televisión en jean, y lo convirtió en el símbolo de ocio y de bienestar, una
inversión absolutamente total del significado del símbolo. A través de este
punto de perversiones del contenido simbólico el sistema triunfó contra la contracultura,
integrándola", me dice Britto, un señor elegante de más de seis décadas.
"Igual que el rock, el humor también ha estado presente en la obra de Luis Britto. Pero hablar de humor entre intelectuales es espinoso, en el común de los casos."
¿Cuarto o quinto retorno al Perú? No lo recuerda, se excusa.
Brito primero llegó a Lima, décadas atrás, invitado por un grupo de teatro; luego, a mediados de los ochentas, se dio
otra vuelta por el país; años después, "cuando la democracia se tambaleaba"
como gelatina, en los noventas. Y muchas veces, "sin bajarme del
aeropuerto", rumbo a terceros destinos, miraba el último país independizado
de América Latina desde el Jorge Chávez.
"Desde hace siglos vivo unido a un Perú
mitológico", pensaba mirándonos desde las escotillas de los pájaros de
acero; y me lo repite en la entrevista. "Desde niño uno conoce la historia
precolombina y republicana del Perú; desde adolescente, los grandes escritores,
comenzando por Alegría, Vallejo, Mariátegui y los contemporáneos. Hay un Perú imaginario que forma parte del patrimonio de
América Latina y he tratado de seguirlo en lo posible". Para Britto, el
Perú es un país sumamente complejo, es lo que le enseñaron las lecturas de José
María Arguedas: "tiene una variedad de tradiciones sorprendente, fulgurante
con los diversos pueblos originarios. Un país de una complejidad y riqueza casi
inabarcable, en la cual uno trata de acercarse con una inmensa humildad".
Para Britto, Vallejo, Mariátegui, forman parte del capital simbólico de América
Latina, de aquellos narradores y políticos que uno llama "nuestros" en
cualquier parte del hemisferio.
Tiene al Perú en la memoria, siempre presente y le parece
"patético" lo que nos pasa: "que los países tienen grandes
literaturas, pero salvo algunos países que tienen industrias editoriales
prominentes, como Argentina o México, el resto de nuestros países estamos
incomunicados. Para yo leer a García Márquez lo tuve que conocer a través de
la editorial Sudamericana, que es argentina; muchos autores del boom los
conocimos porque fueron editados por casas españolas".
El malestar se pone delante en la entrevista, es un malestar
intelectual, es hablar de una tragedia, cuando uno ama los libros. "Hay barreras
que deben de romper nuestros escritores, pero eso solo se puede lograr a través
de editoriales trasnacionales o de grandes esfuerzos como Cuba que ha
reproducido gran parte del pensamiento y la literatura latinoamericana, en un
esfuerzo sin parangón, pero los libros cubanos tienen miles de obstáculos para
su ingreso. Venezuela, por su parte, con la editorial Ayacucho, ha intentado
hacer ediciones definitivas de los clásicos de América Latina. Actualmente hay
una gran cantidad de editoriales, pero es difícil que circulen fuera de
nuestras fronteras. Es una situación trágica: tenemos todos los elementos de la
comunicación, pero no los ponemos en acción".
LA MEMORIA DE MANUELITA
Su nueva visita al Perú fue para participar en la Feria
Internacional del Libro de Lima, donde presentó dos ponencias, una de ellas
presentando un libro colectivo sobre "la heroína emancipadora"
Manuelita Sáenz. Tras de nosotros, en la residencia del embajador de Venezuela,
hay un óleo de Simón Bolívar a tamaño natural.
"Fue una pionera en el papel de la mujer en los
procesos sociales y políticos, no porque haya tenido una relación entrañable
con el Libertador, sino ella misma como actora política, intelectual, se abrió un
sitial en la historia de nuestros países", dice Britto, quien ha escrito bastante
sobre Manuelita, también. Recuerda que la quiteña aún antes de conocer a
Bolívar, tuvo una activa participación conspirando contra el poder realista,
realizó acciones de inteligencia, y participó en campañas en la enfermería y en
el frente.
"En Ayacucho participó directamente como combatiente,
cosa que reconoció el propio Antonio José de Sucre", recuerda el
investigador. Ser "la mujer activa protagonista de los procesos e
independizada" le sirvió a ella ser expulsada de Quito, y vivir y morir en
su exilio en el puerto de Paita". Gajes de la vida a inicios de las repúblicas.
LA RISA, ESA HERAMIENTA
Igual que el rock, el humor también ha estado presente en la
obra de Britto. Pero hablar de humor entre intelectuales es espinoso, en el común
de los casos, claro. "Es que nuestras literaturas han sido, en líneas generales,
fastidiosamente solemnes. Aquello parece del panteón, del cementerio y entonces
la literatura es una cosa alegre, divertida, uno la asume por eso, no la asume como
si fuera una misa de réquiem y creo que en las últimas décadas cada vez hay más
aproximaciones al tratamiento humorístico en América Latina. Entre otros muy
notables, están Alfredo Bryce Echenique o Paco Ignacio Taibo. ¡La obra de
Gabriel García Márquez es toda una humorada, a veces en un tono más obvio y
otras menos!".
Tampoco vive de los tiempos pasados. Ha tomado como propias las
nuevas tecnologías y alimenta su propio blog. "Es extraordinario porque yo
estuve metido en una cantidad de proyectos editoriales desde que era muchacho y
eso implicaba una carga enorme: había que conseguir el papel, la imprenta, pensar
en la distribución. El blog es una maravilla porque es una revista literaria,
política, cultural, que puedes activar prácticamente sin costo, y que la leen
gratuitamente. Me atrae la libre reproducibilidad o divulgabilidad de los
conocimientos en la cultura digital".
EL HOMBRE QUE ESCRIBE
Una característica de la escritura de Britto, quien ha
publicado más de 20 libros desde los años sesenta, es que se ha paseado casi
todos los géneros literarios. "Me divierten los retos novedosos. Casi cada
libro mío tiene un planteamiento distinto, y eso es un reto interesante. He
escrito inclusive una ópera salsa, incluso he escrito poesía, pero no he
querido publicarla". ¿Por qué? "Porque los poetas son feroces
críticos. Y usualmente no le gustan los competidores. He preferido mantener eso
como un pasatiempo privado. Además he escrito en demasiados géneros para meterme
en otro".
En el filón de sus libros están libros de ficción e
investigación sobre la historia del Caribe, de sus navegantes ilegales como
piratas, corsarios, bucaneros y filibusteros; o análisis de los discursos
políticos, la socio-política latinoamericana, el teatro. "Yo diría que
cada cambio de género es un reposo del anterior", sintetiza.
Un hombre que escribe mucho debe de tener horarios
inflexibles, pienso en voz alta, mirando de reojo a Simón Bolívar que sonríe atento
a nuestra práctica. "No exactamente", pero Britto hace lo contrario,
se despierta temprano, prende la computadora y está escribiendo, casi todo el
día, hasta cerca de la medianoche. O, de lo contrario, siempre lleva papelitos donde
toma notas, que le pueden servir de algo.
Me dice que está en varios proyectos simultáneos.
"Estoy escribiendo una novela sobre inteligencia artificial, por lo que
estoy leyendo muchas matemáticas. Estoy con un libro de relatos ultracortos y
tengo en lista otro libro de relatos breve. Tengo un libro sobre la crisis del
capitalismo que se llamará Paren el capitalismo que me quiero bajar. Y voy a
publicar la segunda parte de los ensayos literarios Por los signos de los
siglos. Hago la última revisión a un nuevo libro sobre la historia de la
piratería, Los piratas libertarios y escribo el segundo tomo de El pensamiento del
Libertador. Como ve, trabajo en varias cosas y me falta tiempo". Creo que
es el momento justo de darle la mano, despedirme y no quitarle más tiempo.