Chamba es chamba


Dicen que Dios es peruano y la creatividad un arma que nos ayuda a sobrevivir mejor ante las adversidades económicas. Conozca algunos oficios que llenan de alegría la ciudad y también implican riesgos. (*)

José Vadillo Vila.-

Hace 28 años que Francisco Tito Cuenta (49) vive de alimentar a los animales. Cada día sale de madrugada desde Villa El Salvador para ir a su trabajo, en el Parque de las Leyendas.

Dos años después de ingresar, Tito pasó a atender a 'Peñe', la jirafa. Hoy tiene a su cargo también a 'Domingo', otro mamífero africano de cuello largo de solo dos años y cuatro meses. Este "manejador de jirafas" también adiestra a cebras, búfalos y el avestruz del zoológico.

Pero alimentar a una jirafa en cautiverio no es fácil, requiere adiestramiento. A Tito le tomó cerca de tres años volverse una figura "más o menos" familiar para 'Peñe'. "No son animales mansitos, son de la fauna silvestre y pueden reaccionar en cualquier momento. Por eso siempre hay que tener un ojo con el animal".
José Luis Evaristo (43) suma una década recorriendo Lima con su títere 'La Calavera Roquera'. Hace dos semanas, también aprovecha los semáforos en rojo para trabajar como ventrílocuo con el muñeco que ha creado.

Hilario, su hermano, lo ayuda llevando el equipo de sonido. Pero la calle merece respeto: solo tres días a la semana salen a trabajar, el resto del tiempo José Luis perfecciona el acto en su casa en Puente Piedra.

Gente de olas
Javier Amaya (34) pontifica todos los días en la playa Macaja de la Costa Verde que todos podemos conquistar el océano sobre una tabla longboard. Bastan dos meses para convertirnos en surfista.
Este chiclayano recibe en su escuela a gente de todos lados. Hay extranjeros y compatriotas de diversa edad y condición social deseosos de ser los sucesores de Sofía Mulanovich y Cía.

La escuela de tabla Pukana Surf surgió hace siete años, al realizarse una vieja idea de su hermano Carlos y unos amigos. Cuando Amaya se lanzó a las aguas de la enseñanza del surf solo existían las academias "exclusivas" que habían hecho ver que este deporte era solo apta para algunos.

Hoy, en la miraflorina Macaja, varias escuelas delivery ofrecen sus conocimientos sobre las olas. No crea que el frío invierno aleja a la concurrencia: la academia de Javier funciona todo el año.

En La Herradura, cerca del Morro Solar de Chorrillos, un hombre con capucha estira los brazos en gesto de despedida. Es la señal. La repite desde hace 26 años. La leyenda precisa que se despide de un amor imposible que partía al sur en barco para no volver jamás. Luego, el fraile saltaba al vacío y desaparecía.  

Fernando Canchari vive de esa actitud suicida. Todos los días imita al religioso que se mató por una mujer. Fernando lo hace por sus dos hijas y su esposa. Cuando acaba su acto, sube con la rapidez de un hombre araña por las rocas del acantilado, saca una cesta y la pasa para recibir la voluntad de los que celebran su acto.

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