La voz del timbal


Amadito Valdés, "las baquetas de oro de Buena Vista Social Club", el famoso timbalero cubano de 69 años de edad visitó a fines de abril  por primera vez el Perú y se conversó con Variedades sobre el famoso conjunto y su trabajo personal. (*)



Escribe: José Vadillo Vila

Hasta antes de su llegada este mes, como invitado de lujo del V Festival Internacional del Cajón Peruano, Lima fue siempre sólo un aeropuerto, una escala con compás de espera por la que Amadito Valdés había pasado varias veces cuando iba al Brasil, por ejemplo. Nada más. "Primera vez que me como el cebiche por aquí", dice el timbalero del Buena Vista Social Club, esa reunión de grandes (viejos) músicos cubanos que sorprendieron al mundo hacia finales de los noventas regalando frescura y sapiencia artística.

"Admiro a Perú y ahora estoy aquí gracias a Dios y al apoyo de ustedes". Amadito cuenta lo difícil que fue conseguir la visa para el Perú desde Cuba, que se movieron mil influencias y también avaló un artículo aparecido en Variedades en 2008 (29/09/2008) donde se comenta ya sobre Amadito Valdés, las baquetas de oro de Buena Vista Social Club. Una historia personal de la música cubana (México, Aires del Mayab, 2006), libro de 186 páginas que escribió el periodista Orlando Matos Piedra en base a las entrevistas que hizo por varios meses al famoso percusionista, que desde 1962, acompaña a gigantes de la música de La Isla como Ernesto Lecuona, Israel "Cachao" López, Benny Moré, Arturo Sandoval, Bebo Valdés, Rubén González, Compay Segundo, Omara Portuondo y otros.

Amadito, que nació en La Habana hace 66 años, hijo de un saxofonista de quien heredó el nombre y la música, hace cálculos y sólo ha compartido escenario con un músico peruano: Oscar Stagnaro, "un bajista súpercodiciado" con quien hicieron una gira acompañando a Paquito D'Rivera. Tampoco ha grabado música peruana "pero siempre estoy abierto a la cooperación con los grupos, a experimentar". Menciona con amor el Rhythms del Mundo: Cuba (2003), álbum donde los Buena Vista se fusionaron con figuras del mundo pop como Sting, Coldplay y U2.

"Hace como 40 años que tenía que venir aquí, al Perú", continúa el artista cubano, sentado en el lobby de un hotel miraflorino. En ese entonces, Amadito no era conocido como "las baquetas de oro", era baterista del cuarteto femenino Las D'Aida y ya tenían avanzados una seria de conciertos en Lima, "pero hubo un terremoto en Nicaragua o una cosa así y todo se canceló".

Amadito mira con respeto el cajón afroperuano. Opina que hoy "es el instrumento de percusión que más demanda, por arriba del timbal". "Es un instrumento que se está vendiendo en el mundo entero; la gente lo disfruta en todo el mundo y está en diversos estilos de la música".


"Admiro a Perú y ahora estoy aquí gracias a Dios y al apoyo de ustedes". Amadito cuenta lo difícil que fue conseguir la visa para el Perú desde Cuba, que se movieron mil influencias y también avaló un artículo aparecido en Variedades en 2008 (29/09/2008)...

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El jueves 19 de abril, Amadito, nominado en 2003 al Grammy por su álbum Bajando Gervasio, tomó por las astas un repleto auditorio del Centro Cultural de España de Lima y parecía que una parte del Caribe había llegado a la gris urbe. Primero dio una clase maestra donde enseñó los secretos de los ritmos de La Isla, como el danzón, el mambo o el chachachá. Esa misma noche, se presentó el documental Amado, Amadito, elaborado por el mexicano Julio Resino, y donde se explica su vida. Entonces subieron al escenario tres músicos cubanos, el cajonero Marco Mosquera y tras hacer una muestra de música peruana, llamaron al gran Amadito para arrancar con un bolero, una descarga y un final a ritmo del famoso "Chan Chan" donde la gente se puso a guarachear.

"El timbal sólo se escuchaba en géneros muy precisos como el danzón o el cha-cha-chá. Pero el timbal hoy goza de mucha salud porque figura en géneros que no son latinos, como el pop o el rock. Yo considero que eso, en gran parte, se lo debemos a Tito Puente, quien puso el timbal delante", opina Amadito. Y recuerda que "la buena salud" de la música no sólo es por los timbaleros latinos pues hay de diversas etnias que tiene gusto. Entonces, ¿qué define al buen timbalero? "Lo primero que hay que tener es talento, por supuesto, y dedicación porque el timbal es un instrumento muy limitado: son dos tinas y ahora dos campanas. Entonces hay que fusionarse con el instrumento, meterse, y realmente dedicarte", explica.

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Con Amadito está la tentación de preguntarle por los Buena Vista Social Club, es latente, como preguntar por viejos amigos en común. Y cuenta que hace un par de años estuvo con el laudista Barbarito Torres de gira por el Brasil. "Buena Vista Social Club sigue gozando de muy buena salud a pesar de la pérdida física de seis integrantes", me recuerda. O como le dijo Bianca Jagger, la ex de Mick, cuando se encontraron en Alemania: "Amadito, Buena Vista Social Club no es sólo un orgullo para los cubanos sino para los latinos porque llevó la música latina al top".

Amadito tiene grabadas las palabras de Paquito D'Rivera cuando le pregunta por su concepto de la música: "Vamos a gozar y nos van a pagar". Primero es el gozo, el ir a bacilar, y después pensar en la paga: "Eso es lo que sucede con Buena Vista Social Club: su éxito está en el desenfado".

En el Perú y América Latina se han dado varios proyectos musicales inspirados en BVSC: viejas glorias de un género tradicional que vuelven a brillar y renovar -paradójicamente- los repertorios musicales con canciones olvidadas. "A mi criterio, las cosas triunfan cuando se hacen desenfadadas. Mira, se ha cuestionado a Buena Vista porque usó marketing, ¿pero quién me puede decir que Omara (Portuondo) no cantaba o que Cachaíto (López) no tocaba el bajo o que Ibrahim (Ferrer) no cantaba bien? El marketing ayudó, se creó toda una parafernalia alrededor del proyecto en base a gente que trabajaba bien. El éxito de Buena Vista es una de las cosas que se hizo sin intereses mezquinos, para congratular a figuras que habían sido figuras en los años cuarentas, cincuentas. Esto avalado por la Divina Providencia porque nadie se imaginó que podría suceder una cosa así con la música cubana". Da por zanjado el tema.

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De los largos años dedicados al arte, Amadito desprende que "ser músico es un privilegio". Anda feliz "que la agenda mía está hoy en día muy complacida". Con su propia banda sigue recorriendo el mundo trabajando el álbum Bajando Gervasio y todavía no tiene en mente otro álbum propio por grabar. Da clases magistrales promocionando el timbal Meinl Percussion modelo "Amadito Valdés", expone óleos de él y de las 12 figuras del BVSC.

Ha participado estos últimos en las grabaciones del disco personal del pianista Roberto Carlos Rodríguez, de la orquesta los Van Van. También participó en la cinta animada Chico & Rita, dedicada a la música cubana y norteamericana de los tempranos años cincuentas, dirigida por el español Fernando Trueba. Ahí, Amadito se pone en la piel de Tito Puente, el rey del timbal. "Trueba tuvo la idea maravillosa de que algunos músicos personificaran a figuras importantes: por ejemplo, Ben Webster, ícono del jazz, fue personificado por Jimmy Heath, Mike Mossman fue Dizzy Gillespie". Y la hija de Amadito, Irania Valdés, es la voz de Rita. El timbal del cubano queda resonando alegre en la cabeza. Hasta pronto, maestro.

* (Publicado el lunes 30 de abril de 2012, en el semanario Variedades del diario oficial El Peruano).

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