Regalos para el Niño
La feria Ruraq Maki (Hecho a mano) muestra el trabajo de artesanos
y colectivos de artesanos de todo el país. (*)
Escribe: José Vadillo Vila
El Niño de la Espina llora con lágrimas de mentira, no por
el dedo pinchado que emana glóbulos bermellón, sino por los dos dedos que le
faltan, producto de algún accidente doméstico o travesura de mocosos de carne y
hueso.
A Fortunata Amao la extrañaban hace año y medio sus clientes
de Ruraq Maki. La llamaban al Cusco preguntando cuándo venía; en lista de
espera tenía a varios “pacientes” de pasta de arroz por curar; “Niños” de todos
los tamaños que necesitan una especialista en “técnica antigua” para que
lleguen en la Nochebuena a sus pesebres.
Además de restaurar imágenes sagradas, salen de sus manos
“Niños” de la Bendición, de la Felicidad, del Sueño, del Pesebre. La señora
aprendió el arte de transformar harina de arroz y almidones en obras de arte
por su esposo y maestro, Walter Flores, ya fallecido. La doña y sus cuatro
hijos siguen la tradición. Un “Niñito” puede costar 1,800 soles, pero descuide,
hay para todos los bolsillos.
Cerámica agradecida
Bajo su gorro, Tater Vera guarda solo agradecimientos a la
feria. Tiene dos galerías, en Urubamba y el Cusco, y ha exhibido sus trabajos
en cerámica vidriada por ferias internacionales, amén de llegar a un público
que reconoce el trabajo de lo hecho a pequeña escala.
Porque tras participar en su primer Ruraq Maki, Tater vio la
necesidad de estudiar para perfeccionar “y tomar mi propio camino en la
cerámica vidriada”. El artesano ha recibido reconocimientos de la Unesco y solo
elabora en sus colecciones cinco nacimientos por año, que cuestan hasta 15,000
soles.
Es importante estar acá, en la feria. “Para los colectivos y
artesanos ya es vital estar en el Ruraq Maki porque hay diseñadores de
interiores y gente con tiendas de artesanía en el Perú y el extranjero que
hacen pedidos que les significan ingresos para el resto del año”, dice la
directora del Museo Nacional de la Cultura Peruana, Estela Miranda.
Con 11 años de trayectoria, ya es emblemática esta feria de
exposición-venta de arte tradicional con sabor peruano. Una tradición de julio
y diciembre a la que se incorporan nuevos exponentes, tras un estudio minucioso
de sus expedientes, subrayando aquellos en los que la técnica artística pueda
estar en peligro de perderse.
A este trabajo del Ministerio de Cultura se unen las
direcciones desconcentradas de cultura, las municipalidades, oenegés y
antropólogos, para poner en valor la textilería, cestería, imaginería, talla y
cerámica de los pueblos.
Juguetes y más
Entre “volantineros”, “caminadores” y “caballos alados”
multicolores trabaja uno de los tres jugueteros de este Ruraq Maki. Franklin
Álvarez se siente como el personaje de La invención de Hugo Cabret
investigando, reconstruyendo, reelaborando los mecanismos que inyectan magia a
los juguetes, en esa tradición mundial de los juguetes mecánicos que necesitan
pericia de relojero y que el cusqueño, domina. Franklin no lucha contra el
mundo de jueguitos virtuales, por el contrario, genera “expectativas” con esos
juguetes que damos impulso para seguir siendo niños.
Feria con novedades. Por vez primera en la historia del
Ruraq, se escuchan los trinos de violines y guitarras. El sonido llega desde
Namora, Cajamarca, gracias al lutier Tolentino Zelada, creador de las guitarras
que llevan su nombre. Su esposa cuenta que llegan a aprender, que han perdido
algunas ventas porque solo aceptan efectivo, y hoy, la mayoría de la gente,
producto de eso que llaman inseguridad ciudadana, prefiere no cargar efectivo,
sino dinero plástico. Para la próxima será.
El Ruraq Maki también ofrece talleres a los artesanos.
Muchos en el camino han comprendido la importancia de formalizarse. Porque al
tener RUC y emitir boletas les pueden hacer pedidos al por mayor, contar con un
POS. Además, desde esta edición se cuenta con VendeMás, un sistema nuevo que
mediante una pequeña POS del tamaño de una pequeña calculadora y vía una app de
celular hace el enlace para la venta en VISA.
Presencia afroperuana
La Navidad en el Ruraq Maki (Hecho a mano) no es la de las
tiendas por departamentos, con lucecitas de colores y papanoeles del jojojó.
Aquí los nacimientos son rústicos y los personajes tienen el color de nuestras
mujeres y hombres, de piedra de Huamanga, de madera, de cerámica.
María Gallardo se disculpa, pero prácticamente no tiene
Misterios que mostrar: han volado, muchos querían –momento histórico de
reivindicaciones– un nacimiento afroperuano. Muestra los angelitos, que
acompañan a Santa Claus y Mamanuela, chinchanos ellos. Gallardo habla en nombre
de la chalaca Red Nacional de Mujeres Afroperuanas, que en su segunda visita a
la emblemática feria de artesanía peruana han llamado la atención también por
la sensualidad de ‘Valeria’, ‘Keta’, ‘Margot’, bellas gordas boterianas de
cerámica y diminutos bikinis. Jura que junto con los “gatos” que se caen de
flojera, ya están camino a Europa y otras esquinas de la América. Y para que no
las crean racistas, también han traído gorditas blancas, a pedido de las
mayorías.
Ya sabe, hasta las 8 de la noche tiene tiempo para armar un
Misterio distinto.
(*) Publicado el jueves 21 de diciembre de 2017 en el Diario
Oficial El Peruano.