EL "AMITO" DE LA FE

Se llama Señor de la Misericordia, pero en el norte del país se le conoce como el "Amito de Marcabalito", una sagrada imagen milagrosa con más de 250 años de fe, a la cual visitan cada año miles de peregrinos en un pueblito en la sierra de La Libertad, en el límite con Cajamarca. (Publicado el lunes 29 de agosto de 2011, en el semanario Variedades del diario oficial El Peruano).
Texto y fotos: Jósé Vadillo Vila.-


"Señor de la Misericordia, ten piedad de nosotros", se lee en la parte superior del altar del "Amito de Marcabalito", un Cristo enjuto y moreno, como el Señor de Luren o el Cristo de Pachacamilla. Le dicen "Amito", diminutivo de amo, de señor. Pocas veces, los creyentes hablan con tanta familiaridad de una imagen. "Tiene la peculiaridad de que su piel está curtida por el campo y el sol; hasta en eso la imagen
se parece a la gente del campo de acá", dice el párroco Marco Antonio Tito Valle.

"Es muy milagroso", me repetirá la profesora Consuelo Rabínez. Ella ha llegado desde Cajabamba, pueblo cajamarquino a menos de una hora en automóvil de aquí, con sus hermanas y sobrinos. Ha venido para "presentar" a un niño al "Amito". Es decir, doña Consuelo se convertirá en una suerte de madrina de agua de socorro del niño. Lo alza ante la imagen y hace que el pequeño toque los pies del "Amito" para que le dé salud.

Luego, prende una vela y se va a orar largamente a una de las bancas haciendo sus votos al Cristo. Y este año, en octubre, me dice que vendrá en peregrinación caminando desde Cajamarca para que el "Amito" le cumpla al niño, "si no, el Señor me castigará". Su hermana sufre mucho de los huesos y ha tocado las rodillas del "Amito", como lo hacen todas las personas cuando están mal, para que el Señor de Marcabalito les fortifique la salud.



Cada último viernes de octubre, Marcabalito, este pueblo en las alturas de la provincia de Sánchez Carrión, en La Libertad, se llena de miles de feligreses y turistas. Unos vienen inclusive a pie, durante horas o días, para cumplir su penitencia; otros, por la fama del "Amito".

Así, la fama del Señor de Marcabalito va creciendo. El año pasado, el padre Tito Valle tuvo que oficiar la misa principal en la plaza de Armas, porque en la iglesia no entraba un alfiler más. Es que llegan peregrinos de muchos pueblos de alrededores, de San Marcos, de Huamachuco, de Cajamarca, Chimbote, Chiclayo, Piura; también vienen desde Estados Unidos, Italia, Chile. Inclusive, el año pasado hubo turistas japoneses.

Se dice que es un Cristo muy milagroso. Se cuenta la historia de un niño con leucemia que solo por la fe de su familia quedó sano; de una mujer estéril que llegó desde Lima, tras probar todos los métodos científicos, junto a su esposo y al año siguiente ya tenía su bebé. Hay muchas historias de personas que sobrevivieron a operaciones imposibles. En las revistas que edita anualmente el Comité Central de Fiesta del Señor de Marcabalito están estos testimonios milagrosos.

El padre Marco Antonio Tito Valle ha visto y escuchado también de muchos milagros. "He visto muchos milagros de estos, pero sobre todo he visto el milagro de la conversión, es el milagro más grande: gente que vivía apartada de Dios conoció al Señor y ha cambiado su vida".



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La historia de la imagen del Señor de Marcabalito es singular. El 14 de setiembre de 1750, un pastorcillo en las cercanías de Llaigán, una laguna en forma de serpiente, a 4,200 metros de altura, se encontró con un cedro en forma de cruz del cual brotaba sangre cada vez que le arranchaba sus flores. El pastorcillo y su padre fueron a contarle las nuevas al gobernador, quien a su vez se las dio a los padres

agustinos. Cuando se propuso llevar el singular árbol a la ciudad de Huamachuco, la más grande de la sierra del departamento de La Libertad, no se pudo mover el árbol por ningún motivo; igual pasó cuando se pensó en llevarlo al pueblo Marcabal grande. Alguien sugirió Marcabalito, pueblo cercano, a 2,670 metros de altura, y el árbol se hizo liviano hasta que al llegar a la altura de la capilla del pueblito se hizo nuevamente pesado.

Un anciano desconocido se ofreció a tallar un Cristo del árbol en una semana con la única condición de que lo dejen trabajar a solas. Cuando al octavo día los vecinos rompieron la puerta, se dieron con la hermosa imagen del Jesús crucificado y una inscripción que decía que cada cinco años debían de sacar la imagen en procesión. El anciano había desaparecido.

En el mismo lugar, los vecinos construyeron el santuario al Señor de la Misericordia. La fecha principal era celebrada el 14 de setiembre, pero hace varios años, Iglesia y población decidieron trasladarla para el último viernes de octubre en este pueblo que turistas, devotos y paisanos conocen también como "Tierra de encanto y de belleza andina" y "Santuario de la fe".

Cada cinco años, se realiza la fiesta del "quinquenio" y el "Amito" original sale en procesión y luego permanece en su santuario. Los otros años, sale la imagen del "ínter", para las fiestas, las novenas y la Semana Santa, comenta el párroco Tito Valle, que lleva seis años en Marcabalito. Aunque ha sabido de hurtos, debido a temas de inseguridad, que obligaron a los vecinos a organizarse mejor, el santuario del "Amito de Marcabalito" está abierto al público todos los días del año, de seis de la mañana a seis de la tarde, y cada día hay una misa, a las 10 de la mañana. Mientras cada sábado, se ha hecho la costumbre de cambiarle sus ropas a la sagrada imagen.

Le pregunto al padre Marco Antonio qué es lo que falta a la venerada imagen y dice que más que cosas materiales, lo que Él quiere, es que se le ame más. "El Amito tiene sed tiene sed de nuestro amor, como decía la Madre Teresa".

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