“Público promueve la mediocridad”

Para el maestro José Tola, una de las máximas de la plástica nacional, el público local gusta de que pintores no cambien su estilo. (Publicado el lunes 07 de junio de 2010 en el diario oficial El Peruano)

José Vadillo Vila.-

Con el manto de una frase que obliga a detenerse, Mens meminit sui, intellegit se, diliget se (“La mente se recuerda a sí misma, se conoce a sí misma, se ama a sí misma”), José Tola, una de las más grandes figuras de la plástica contemporánea nacional, expone tras dos años de trabajos en su taller. Le propusimos algunas preguntas.

¿Hay un tipo de espectador ideal que busca o le basta con uno que se deje llevar por la estética?
–Cada espectador es un enigma. Por lo general, no se qué razones lo llevan a visitar la exposición. Unos a mirar, otros a ver y más casi por una obligación cultural demandante de la sociedad (“¿Fuiste a la muestra de Tola?”). El público que se detiene a ver una obra –le guste o no–, pero que trata de desentrañar lo que hay detrás de la simple imagen y le mueve su conciencia y su mente, que le hace replantearse sus esquemas personales, es el que en realidad me interesa.

Vi a unos niños recorriendo e interpretando libremente sus cuadros, aunque los títulos, el trazo y el mensaje de las obras son complejos. ¿Busca un público específico?
–Me parece que un artista es de por sí un ser egoísta, solitario y que su obra no está dirigida a este vano y temporal presente. Lo ideal es estar veinte años por delante del momento actual por lo que la comprensión, sea a niños o adultos, parece un juego o un divertimento. El arte no es serio, pero es más serio de lo que se supone.

Usted vuelve a exponer luego de dos años de arduo trabajo en su taller. Me pregunto si le es difícil desprenderse de sus obras, si busca alguna relación con los compradores de ellas...
–En realidad, el destino de mis obras no me interesa. Hay compradores que la adquieren como una inversión, a otros les interesa la obra en sí y hay quienes coleccionan firmas. La relación con los compradores no es mi asunto. Mi trabajo es pintar, crear y exponer como un medio de comunicación lateral. La galería desempeña la relación con el comprador. Yo, por lo general, voy a la inauguración y después voy a veces a verla desde otro ángulo.

En la muestra hay seis esculturas. Todas tienen el genérico “Sin título”. Sus óleos, en cambio, tienen nombres largos, casi definiciones. ¿Qué tan importante son para usted los títulos?
–Los títulos de los cuadros, por lo general, surgen durante el proceso de la obra. A veces, tiene uno o varios que voy escribiendo al reverso de la obra. Un cuadro me parece más complejo que una escultura en el sentido de su creación. Las esculturas son personajes aislados con una personalidad propia, y uno puede nombrarlos como le apetezca. La idea es que sean una presencia no impositiva, sino que cada persona los vea como un individuo compartiendo su realidad.

Usted, que es un artista honesto, muy prolífico y de una mirada muy personal, ¿cómo lucha para no repetirse?
–En verdad, el público local es muy exigente con el artista, lo que desean es que el pintor mantenga un estilo casi estable, repetitivo y complaciente. Los cambios lo asustan, piensan que su inversión pueda resultarle no rentable o pasada. Esa actitud es la que promueve la mediocridad cultural, que más cuesta modificar. Uno no puede estar condenado a imitarse a sí mismo solo por satisfacer esos conceptos. La libertad del artista radica en su creación, seriedad y honestidad con que enfrenta su obra. Allí radica su creatividad.

Algunos creadores se alejan de los trabajos en coautoría. ¿Cómo se sintió al trabajar con Ety Fefer los Guerreros?
–Con Ety queríamos crear juntos piezas que no respondieran ni al criterio de ella ni al mío, sino a la libertad de una idea que nos propusimos desde un principio. Al iniciar hubo ciertas divergencias, pero luego se creó una armonía. Ahora estamos trabajando personajes más grotescos, incluyen vaginas y falos, y los rostros son y serán solo elementos de acuerdo con la necesidad de representación.

Datos
Mens meminit sui, intellegit se, diliget se. Hasta el sábado 19 en la galería Lucía de la Puente (Paseo Sáenz Peña 206 A, Barranco).

En el primer piso, dos salas exhiben cuadros en gran formato y seis esculturas sobre MDF, del artista limeño.

Nueve “guerreros” –títeres mecánicos creados por Tola y Ety Fefer– se exhiben en un ambiente propio y oscuro.

En el segundo piso, una sala muestra cuatro cuadros de un período creativo “de búsqueda e investigación que terminaron allí”.

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