La caída de ‘Gonzalo’
Una noche de hace 25 años, la historia del Perú cambió.
Abimael Guzmán Reynoso, cabecilla máximo de Sendero Luminoso, era atrapado
después de un paciente trabajo de inteligencia. (*)
José Vadillo Vila
Un flash sacudió la monocorde programación sabatina de la
televisión peruana. Fuentes policiales informaban que a las 20:05 horas de
aquel 12 de setiembre de 1992, Abimael Guzmán Reynoso, cabecilla de Sendero
Luminoso, “el principal enemigo del país”, a quien llamaban “camarada Gonzalo”,
había sido atrapado en Lima por agentes de la Dirección Nacional Contra el
Terrorismo (Dincote). Fue todo lo que decía la escueta información, mientras
los periodistas se volcaban a las calles, a sus fuentes, en busca de mayores
datos.
El (feroz) hombre invisible
El Partido Comunista-Sendero Luminoso (SL) era considerado
“el movimiento terrorista más sanguinario del mundo”. Para el Perú esos 12 años
de vida en las sombras de SL habían significado, según las cifras oficiales de
la época, más de 25,000 muertos, 23,000 atentados y 21,000 millones de dólares
en daños.
Hasta el momento de su captura, Guzmán Reynoso era un
fantasma de 57 años. Las mayorías no sabían si estaba vivo o muerto. Se había
publicado en 1988 la famosa “Entrevista del siglo”, en la que el egocentrista
Guzmán se hacía llamar “presidente Gonzalo”. Su fantasmagoría era lo mejor para
su leyenda negra y SL, que creaba a la par un repertorio atroz, amparados en
una revolución social; fabricaron su vocabulario, con “ajusticiamientos” o
asesinatos selectivos de autoridades, políticos, policías, religiosos; y
masacres de cientos de civiles.
Desde 1979, este arequipeño, profesor de filosofía de la
Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga, había pasado a la
clandestinidad. A su vez, SL pasó de pequeña y radical fracción de la izquierda
ayacuchana, a inicios de los años sesenta, a ser un grupo maoísta sangriento.
Pasó de movimiento político al interior de la universidad a organizar barrios
de la capital ayacuchana e iniciar un acercamiento con los campesinos. Guzmán
autoproclamó a SL la “Cuarta Espada” de la revolución mundial:
marxismo-leninismo-maoísmo-pensamiento Gonzalo.
Cae “El Cachetón”
Al día siguiente, domingo 12, los diarios demoraron en
aparecer en los quioscos. Todos habían cerrado sus ediciones de amanecida. La
palabra que dominó los titulares fue “cayó”. “Cayó Abimael”, como decía la
edición de El Peruano de aquel día. Las principales agencias del mundo, UPI,
AFP, Reuters, mundializaban la información y calificaban el suceso como “la
captura del siglo”.
Con el transcurrir de las horas, se fueron conociendo y
afinando detalles. La captura sucedió a las 20:40 horas, producto de un trabajo
de meses del grupo de élite de la Policía Nacional del Perú. El general Ketin
Vidal, entonces director de la Dincote, llegaría luego hasta la vivienda que
los agentes habían intervenido y Guzmán lo recibiría con una frase ya
histórica: “Ahora me tocó perder”.
Aunque se trató de aherrojar este triunfo a la clarividencia
del gobierno de Alberto Kenya Fujimori y su asesor del Servicio de Inteligencia
Nacional, Vladimiro Montesinos. Con los años se aclararía que fue el trabajo de
filigrana de los 82 integrantes del Grupo Especial de Inteligencia Nacional
(Gein), de siete días a la semana y 24 horas al día, dirigidos por los
oficiales PNP Benedicto Jiménez y Marco Miyashiro.
Escondite casi perfecto
Guzmán Reynoso estuvo escondido en una vivienda de la cuarta
cuadra de la calle 1, en Surquillo –hoy el número 459 de la calle Varsovia–,
donde la bailarina Maritza Garrido Lecca, quien salió ayer en libertad tras
cumplir un cuarto de siglo de condena, tenía una academia de danza como
inocente fachada.
Los agentes Julio Becerra (“Ardilla”) y Ana Cecilia Garzón
(“Gaviota”) –cuya historia llegará a la cartelera cinematográfica esta semana–
que fingían ser enamorados, entraron a la casa, apenas Maritza Garrido Lecca y
Carlos Incháustegui (quien cumplía labores de vigilancia de la vivienda)
abrieron la puerta para despedir a sus visitas: su tío, el compositor Celso
Garrido Lecca, y la bailarina Patricia Awapara.
Junto con Guzmán, en el segundo piso donde lo escondían,
estaban otras integrantes de la cúpula de SL, Elena Iparraguirre (número 2 de
SL), Laura Zambrano y María Pantoja.
Al momento de ser detenido, en la operación Victoria, el
“camarada Gonzalo” o “El Cachetón”, como se referían en clave los agentes que
lo seguían, vestía una casaca negra de cuero y una bufanda gris.
Con su caída se radicalizaron los problemas al interior de
SL. Las siguiente semanas, el Gein continuó capturando a cabecillas del
senderismo.
En Memorias de un soldado desconocido, Lurgio Gavilán, quien
de niño integró SL, luego fue soldado y, posteriormente sacerdote, dice que “un
pueblo solo puede mirar hacia adelante si ya ha mirado hacia atrás”. La memoria
es la mejor herramienta para no repetir los horrores ni los personajes de
nuestra historia reciente.
Cifras
21,000 millones de dólares en pérdidas dejó SL entre 1980 y 1992).
El monto se equiparó al 99% de la deuda externa del Perú de aquel entonces.
1,451 torres de alta tensión fueron voladas por SL en esos años.
31,331 personas murieron en el periodo 1980-2000 por el accionar de
SL, señala el Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación
(2003).
(*) Publicado el 12 de setiembre de 2017 en el Diario Oficial El Peruano.