Los rostros festivos de Lima
1.
Santos y cristos que llegaron envueltitos en los equipajes;
que buscaron su espacio junto –sin entrecruzarse– con el Señor de los Milagros,
con Santa Rosa de Lima, con San Martín de Porres. Santos y cristos que
sintetizan la diversidad de ritos celebratorios que hoy conviven en Lima, día a
día, los siete días de la semana.
Lo primero que uno piensa es que estos santos y cristos no
estuvieron en el imaginario de los limeños tradicionales. "Lima ha
concentrado una población que siempre ha estado invisible", recuerda el
doctor Luis Millones.
2.
Invisibilizar parece haber sido la norma en la historia
nuestra. Por eso se llamó/llama "provincias" a las otras partes del
Perú. Negar su existencia es una actitud desde la Fundación de Lima, dice Millones.
Aunque existían los restos de culturas como la itchma e inca, con centros
ceremoniales vigentes, los documentos del Cabildo de Lima decían que no había
nada en Lima antes de ellos. Nada: invisibilizar.
Para Millones, el fenómeno de la migración se fundó en el
siglo XVI y XVII, y para fines del siglo XVIII la población africana era muy
grande en Lima, dejando "aparentemente" a la población indígena
subterránea. Tampoco los libertadores, San Martín y Bolívar, cuando hablan de
la población de Lima, mencionan la palabra indios. Solo hacen su discurso para
los ciudadanos.
3.
Santos, cristos y migrantes recién empezaron a visibilizarse
a partir de los años cuarentas en la capital, durante el siglo XX. El cerro San
Cosme se hizo el ícono de los migrantes pobres. El antropólogo norteamericano
William Mangin, uno de los primeros en analizar el tema, escribía: "Las
barriadas son por lo general lugares tranquilos habitados por grupos de
familias muy trabajadoras, pero su imagen pública es: violencia, inmoralidad,
pereza, crimen y política revolucionaria de izquierda" (1963).
Pero el fenómeno se agranda, hay tráficos de tierras,
recuerda Millones. A la par, los oligarcas clubes departamentales (de las
clases altas provincianas) van perdiendo presencia a la par que nacen
barriadas, asentamientos humanos y urbanizaciones, y crean clubes provinciales,
distritales y de pueblos, donde se juntan gente de todos los niveles sociales.
"Lo interesante es que no viajan solos: viajan con sus
mitos, sus creencias. Transportan su cultura. Creo que el interés por ellos se
hace visible recién en los sesentas y setentas, cuando transforman el paisaje
limeño", explica el investigador.
Los migrantes, dice, "no se han integrado a la ciudad,
la han transformado por completo". "Lima de hoy no tiene los rasgos
aristocratizantes que criticó Sebastián Salazar Bondy, es una urbe integradora
donde el quehacer político ha tomado conciencia de este fenómeno y favorece que
el abrazo, al principio conflictivo, se convierta en afectivo y nos muestre la
verdadera cara del Perú", dice.
4.
Aquí, en la capital, los migrantes tuvieron la capacidad de
organizarse frente al medio hostil, para "construir sus fiestas, que no es
cosa instantánea sino un proceso de todo un año". "Y en una tierra
que no es la de ellos son capaces de recrearla porque, finalmente, Lima ha
descubierto que se enriquece con la presencia de esta migración, que ahora es
parte inseparable de la ciudad", finaliza Millones. Santos, cristos y migrantes.
Datos
-La exposición Los rostros festivos de Lima se presenta de
martes a domingo, de 9:00 a 19:00 horas, en el Museo Metropolitano de Lima (Av.
28 de Julio, Parque de la Exposición, Lima). Ingreso libre.
-El equipo del MML ha fichado 25 fiestas. De ellas, eligió
12 para la presente exposición y tiene en proyecto editar un libro que explique
las festividades.