Aulas verdes
Escribe: José Vadillo Vila
Fotos: Juan Carlos Guzmán
Johnny Depp nos regaló al jardinero más famoso del cine, El Joven Manos de Tijeras. Con look de emo y ojos de carnero degollado, hacían del podar un acto que el propio Salvador Dalí envidiaría. Las manos de “Edward” eran únicas para embellecer las plantas y amar.
Johnny Depp nos regaló al jardinero más famoso del cine, El Joven Manos de Tijeras. Con look de emo y ojos de carnero degollado, hacían del podar un acto que el propio Salvador Dalí envidiaría. Las manos de “Edward” eran únicas para embellecer las plantas y amar.
Joel Luyo lleva 22 años trabajando para el Servicio de
Parques de Lima (Serpar) y sabe que a las plantas se las trata con amor. En las
tardes, en el vivero del Parque Zonal Cahuide, en Ate –desde donde se reparten
plantas para los diversos parques zonales limeños–, riega silbando sus melodías
favoritas para que las plantas germinen y crezcan felices. Y sufre cuando sale
de vacaciones porque sus plantas se pondrán “tristonas” durante su
ausencia.
Al otro extremo de la ciudad, en el Parque Zonal Sinchi
Roca, en Comas, Nancy Chiara se encarga de mantener a los 52 “animárboles”, que
son atracctivo en Lima Norte. Los topiarios exigen poner los almácigos dentro
de armazones de fierro, tienen su propia técnica de regado (tipo ducha). Claro,
las partes más pequeñas exigen un tercer tipo de regado diario. Nancy sabe de
control hídrico y sanitario y técnicas para podar dejando a cierta altura las
plantas.
ENSEÑAR PARA SEMBRAR
Lima es una ciudad con sed, por ende, aquí la jardinería es
un reto. Necesita de estudio y por ello el Serpar ha creado la Escuela de Jardineros.
“El oficio no se valora como tal; la mayoría cree que el
jardinero está solo para regar y, tal vez, podar. Lo que busca la Municipalidad
de Lima con este proyecto es valorar y certificar el oficio; capacitar a los
jardineros para que contribuyan a incrementar las áreas verdes con correctas
instalaciones”, explica la ingeniera María Teresa del Castillo, coordinadora de
la Escuela de Jardineros de Serpar.
Si bien el jardinero entra a trabajar a las municipalidades
con conocimientos empíricos, hoy con el cambio climático necesita de nuevas
herramientas. Antes era común que las comunas pongan a los trabajadores por
jubilarse en los servicios de jardinería. Hoy las municipalidades saben que es
el rostro de su gestión. El desaparecido alcalde limeño Alberto Andrade cambió
el rostro de la ciudad al apostar por un mejor manejo de los jardines. Hoy, la
media de las municipalidades tiene a sus jardineros con uniformes y botas.
En la Escuela de Jardineros, que ya inició sus cursos, se
enseña sobre control de plagas urbanas, botánica básica, técnicas de
jardinería; mecanización; salud y seguridad; medioambiente; manejo y
preparación de viveros; podado de árboles en la ciudad.
“Tenemos poca agua en Lima y la mayoría de jardineros pone
grass cuando éste consume el triple de agua que cualquier otro cubresuelos o
arbusto. Lo hacen porque no saben, porque creen que al poner verde ya se le da
vida a la ciudad, pero no necesariamente es así (dice del Castillo). Lo que se
quiere es que el jardinero sea consciente y, a la vez, concientice a sus
usuarios”.
VISION EMPRESARIAL
Del Castillo recuerda que la meta es formar jardineros “con
visión microempresarial”: que hagan sus propias empresas para brindar servicios
a municipalidades o empresas, sepan de estructuras de costos y diseñar pequeños
jardines.
En breve, la Municipalidad Metropolitana de Lima emitirá una
ordenanza donde exigirá que todo jardinero municipal de la ciudad deba pasar
por la Escuela de Jardineros. “Esta medida servirá para formalizar y darle categoría
al oficio. Sobre todo para elevar el nivel de la jardinería en Lima, que nos
servirá, a su vez, para elevar el número de áreas verdes en la ciudad. Somos
deficitarios: de los 8
metros cuadrados de áreas verdes por ciudadano, tenemos
alrededor de tres, salvo algunos pocos distritos”, recuerda Del Castillo.
CERTIFICAR EL CONOCIMIENTO
A los jardineros con experiencia como Joel Luyo o Nancy
Chiara, la escuela les permite perfeccionar sus técnicas y, a la vez, dar a
conocer a sus compañeros la forma en que trabajan, por ejemplo, con las plantas
y flores xerófilas, que ahorran agua.
“Hay jardineros que saben, pero no tienen hoy cómo demostrar
su trabajo. La Escuela de Jardineros les permitirá tener certificados que los
avale. Y podremos tener microempresas para ofrecer nuestros servicios
formalmente”, dice Chiara, que es hija de un jardinero y ve en una de sus tres
hijos, la más pequeña, mucha pasta para seguir en este oficio que exige saber
de suelos, de semillas, de agua, de abono.
Joel Luyo recuerda que en las comunas los jardineros fueron
por años el último escalón; que era un oficio para cualquiera. Como amante de
las plantas saber que embellecerlas, darles mantenimiento y de paso hermosear
la ciudad requiere de mucho trabajo. “Inclusive los ingenieros ordenan sembrar
árboles, pero no conocen cómo esa planta va a crecer, tampoco piensan que por
esa zona pasan cables, que en el futuro se construirán edificios y, a la larga,
esa planta debe de cortarse, todo porque no han hecho una buena planificación”,
explica.
Pero hoy en día siente que la percepción es distinta. Hay
respeto por el medioambiente y se ve al jardinero como un aliado: es el hombre
o mujer que siembra plantas y árboles que darán sombra y frescura.
DATOS
-La mosca blanca es una de las plagas cosmopolitas más
comunes que afectan a las plantas ornamentales en el mundo.
-Más de 300 jardineros tiene Serpar. La MML tiene otros
jardineros en sus diversas dependencias.
-En EE. UU. para trabajar en arboricultura –manejo de
árboles en las urbes– y el podado de árboles se necesita de un certificado
especial.
-La jardinería moderna de parques y jardines está altamente
mecanizada, con carritos podadores, motosierras y otros.
-Aquí, en el Perú, los jardineros no tienen fecha para
celebrar su oficio.