Memoria prodigiosa del tabloide emblemático
Periodistas de viejo cuño, Justo Linares y Roberto Salinas escriben un libro sobre Última Hora (UH), donde repasan las
más históricas portadas del emblemático vespertino limeño que marcó la segunda mitad del siglo XX, con su lenguaje de
la calle y vendió miles de ejemplares. (Publicado en el diario El Peruano)
Escribe: José Vadillo Vila
Hay muchas historias que se tejen cuando a uno le hablan de Última Hora, el vespertino que en algún punto de la década del setenta llegó a tirar más de 330 mil ejemplares y fue creado bajo el genio de Raúl Villarán.
Ese diario pasó a mejor vida un día de 1984. Y su final fue
cantado cuando murió La Prensa, el diario de uno de los hombres más poderosos
que tuvo el país, Pedro Beltrán Espantoso, pero esa es otra historia.
Justo Linares fue uno de los que cerraron las puertas del
vespertino. Se pasó 21 años oyendo el teclear de la redacción de UH, como le
llaman cariñosamente. El ubicuo Roberto Salinas, por su parte, había llegado en
1965 y se retiró quince años más tarde de UH. Fue para él –y muchos otros– una
escuelita del periodismo.
Cada enero, ambos participan de un grupo –cada vez más
reducido– de antiguos redactores, editores y personal diverso que trabajó en UH
para rememorar los viejos buenos tiempos del vespertino que el 9 de diciembre
de 1950 sacó una portada inmortal para la historia del periodismo peruano:
"Chinos como cancha en el paralelo 38". La dupla pasa el dato a los
historiadores y dicen que el titular fue creación del desaparecido periodista Luis
Loli y no de Raúl Villarán.
En esas tertulias interminables nació la idea de escarbar en
los archivos de El Peruano, de la Biblioteca Nacional y otros, para pergeñar
este volumen de 180 páginas, Última Hora. La revolución del periodismo en el
Perú.
Revolución del periodismo
Ahí se resume el espíritu del diario, que empezó a usar la
jerga limeña en sus portadas, para jalar público; puso a las artistas en
bikinis y a los músicos populares del momento, como el trío Los Panchos, en sus
portadas.
Es histórica la campaña que hizo el vespertino para la
llegada de
Dámaso Pérez Prado, el rey del mambo, y desde los púlpitos
de la catedral se dictó excomulgación e incendio de ejemplares. Dicen que esa
condena fue muy celebrada, porque aumentó las ventas. Gajes del oficio.
Otro valor agregado que dio UH al lenguaje periodístico
fueron las tiras cómicas inspiradas en los personajes de la cotidianidad
limeña, a cargo de David Málaga, Luis Baltazar y Julio Fairlie, este último
padre de "Sampietri", caricatura del vivo limeño.
Pero Fairlie, recuerdan Salinas y Linares, tiene méritos
adicionales: fue él quien creó el logotipo del diario, además de encargarse de
dibujar a mano los titulares.
Villarán, el genio joven
El último libro que publicó Guillermo Thordnike fue Raúl
Villarán, El rey de los tabloides (2008). Dice la leyenda que sin asistir a
ninguna clase de periodismo, a los 17 años de edad Villarán ya era director de
una revista y a los 22, en abril de 1950, pidió ser la cabeza, junto a un
equipo de jóvenes talentosos, de Última Hora, que había nacido en enero de ese
año e iba rumbo al fracaso. También tenía su columna, Estrictamente
Confidencial, y tuvo vida bohemia. "El gordo", como lo llamaban, buscó
siempre desde la redacción "romper la calle" con ediciones
espectaculares, traducidas en miles de ejemplares vendidos. Falleció en 1977.