Oda a la palabra andante
Foto: Archivo Histórico diario oficial El Peruano. |
Escribe: José Vadillo Vila
No hubo azar. ‘El Perú’, su poema más breve y conocido, ese que dedicó al país y se recita cada mes de julio en los colegios, lo escribió a pedido y de un solo tirón.
La Generación del 60 es trágica, varios murieron pronto como Javier Heraud, Luis Hernández, Juan Ojeda y Hernando Núñez. Y ya la edad nos va cobrando. Así, quedamos los sobrevivientes”.
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No se
siente cómodo hoy que los reflectores le apuntan. Precisamente él, quien ha
organizado tantos homenajes a otros vates admirados, ahora se ha convertido en
el homenajeado.
-No, no.
Es raro –insiste mientras apura una taza de café–. El homenaje hay que
agradecerlo pero tiene un valor secundario que tal vez se convierta con
el tiempo en el principal: que permita que una obra centrada en la poesía, algo
que la sociedad
no toma en cuenta siempre, se difunda.
Y ¿qué es
la poesía? “La poesía es menos importante que la vida, pero cuando la vida
pasa, a veces la poesía cristaliza un momento y queda como un documento de una
época, de una circunstancia”, afirma.
Quiero ir
al momento del descubrimiento de la palabra poética por Martos, al tiempo ‘muy
remoto’, que se hunde en su infancia piurana... “El niño capta la poesía no
tanto por los significados sino por los ritmos, juega con palabras, hace rimas
y el ritmo es la esencia misma de la poesía”. Cita a Octavio Paz, para quien lo
importante de la poesía es que toma cosas de la vida misma. “La vida está
organizada en grupos de a dos o de a tres, y así es siempre. Noche/día,
amor/odio, calor/frío, padre/hijo/espíritu santo, madre/hijo... Y esos son los
ritmos que se alternan en la poesía clásica”.
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El poeta
suscribe la idea de que el Perú es tierra privilegiada para la poesía. “Más de
siglo y medio de calidad que han mantenido los poetas desde González Prada hasta
la Generación del 50” ,
dice. Y ahora el internet y la mejora de la calidad de vida está permitiendo
que los jóvenes tengan ‘un indicio’ de lo mejor que sucede en la poesía
mundial.
Sobre la
Generación del 60, la suya, “se puede decir que es una generación en el sentido
amplio, aunque varios murieron pronto, como Javier Heraud, que murió
prácticamente asesinado; y tenemos tres suicidas: Luis Hernández, Juan Ojeda y
Hernando Núñez. La edad nos va cobrando y Antonio Cisneros
falleció cuando tenía mucho qué decir. Quedamos los sobrevivientes”.
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Antes del
año 1990, Martos solo tenía cinco libros. Después ha publicado casi una
veintena de títulos.
-He
aprendido más –cuenta–. En los noventa hice un nuevo estudio para variar mi
registro poético, me fui hasta el pasado más remoto de la poesía, la
versificación clásica, sobre cuyos cimientos están construidos los versos de
Vallejo, Neruda y Octavio Paz. Los poetas más recientes generalmente descuidan
esa tradición y pierden posibilidades para versificar, de tener una música más
variada.
En eso
concuerda con los teóricos rusos, quienes a inicios del siglo XX ya decían que
la literatura es forma antes que fondo. “Los temas pueden variar pero la forma
es la que preside el fenómeno literario: el cuento, la novela, la poesía, todo
necesita una pericia, por eso hay quienes han publicado solo un cuento y todos
lo celebran. Es por su técnica”.
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La Cámara
Peruana del Libro destaca así la prosa de Martos: “usa un lenguaje sencillo,
irónico y cotidiano para criticar la realidad en la que vive y para referirse a
la soledad y al aburrimiento existencial”. Él dice que la ironía es algo que le
viene desde joven, por su experiencia de vida, por Vallejo y los expresionistas
alemanes, como George Trakl y el Bertolt Brecht de los primeros años, “que con
una dicción suave decían cosas terribles”.
Martos es
de los que suscriben que si Kafka hubiera nacido en el Perú sería un escritor
costumbrista, que novelas como El Proceso hablan de cosas muy presentes en
nuestra realidad. Opiniones que vienen de quien fue decano de la Facultad de
Letras de la universidad de San Marcos y terminó siendo ‘un poco abogado’,
porque tuvo que desfilar varias veces por los juzgados, por ‘locuras
calculadas’ de algún profesor.
Pero no
se queja de los años dedicados a la vida académica, que siempre consideró el
camino más cercano a su vocación literaria y que ayuda a ampliarla también.
“Para un escritor estar en una universidad, en contacto con los jóvenes, es un
privilegio”. Forma antes que fondo, es lo que sugiere a los universitarios,
quitar el mar de citas de sus tesis para que sean publicadas.
-Una
tesis tiene que acercarse a los lectores, tener muy buena prosa, ser grata,
creativa. Mire cuántos estudios se habrán hecho sobre Flaubert, ¡miles!, pero
el de Vargas Llosa es impecable, es un añadido de calidad. O Paisajes peruanos,
de José de la Riva Agüero. Es por eso que los admiramos.
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El bardo
le debe a su vocación literaria la posibilidad de haber viajado bastante. Es un
empecinado de la literatura y escribe en cualquier momento, aunque prefiere las
mañanas.
Hace
literatura aun cuando aparenta no hacer nada. Es consciente de su apariencia
desordenada, pero gracias a su afición por el ajedrez aprendió a tener ‘un
reloj interno’ que le da la disciplina que se necesita para las Letras. Nunca
pensó llegar a la Academia Peruana de la Lengua y es ahora su presidente.
¿Algo
pendiente? Le gustaría seguir una obra cuentística que inició en 2003 con la
publicación de El monje de Praga. No quiere narrar lo obvio sino que sus
relatos se desarrollen en espacios casi desconocidos. “Sobre todo soñar con la
palabra, no copiar la realidad sino construir otro mundo paralelo, eso es la
poesía”.
Editarán
primer Diccionario de Peruanismos
Martos
anunció que en el verano de 2014 saldrá a la venta el primer Diccionario de
Peruanismos, editado por la Academia Peruana de la Lengua, que revisará entre
6,000 y 7,000 palabras.
“Carecíamos
de un diccionario colectivo de peruanismos. Hay trabajos históricos como el de
Ricardo Palma, Americanismos, Neologismos y Papeletas Lexicográficas, el
libro de Juan de Arona, y tras un largo vacío el de Martha Hildebrandt, que son
comentarios a unas 500 palabras, y el diccionario de Miguel Ángel Ugarte
Chamorro”, explica.
El
diccionario revisará desde peruanismos históricos, como ‘cancha’, ‘chifle’ o
‘achachao’, hasta términos más recientes como ‘ubicaína’, que vendría a ser
“una pócima mágica inventada por los peruanos”, dice Martos. La publicación
será posible gracias al mecenazgo de Alberto Benavides de La Quintana.
En la
fil 2013
Marco Martos fue homenajeado el jueves 01 de agosto, por la Cámara Peruana del Libro en el auditorio César Vallejo de la FIL,
en Jesús María.
Este año,
Martos también ha presentado en la feria el libro de poemas Vértigo, Lima,
editorial Vicio Perpetuo, 2013, sello con el que ha publicado sus tres últimos
títulos.
Alista
el poemario Caligrafía china, con Peisa, y un nuevo volumen de ensayos bajo
prensa de la editorial San Marcos.