Santa Rosa de Lima: amada por miles




Miles se desplazaron hasta el Santuario de Santa Rosa de Lima, en la primera cuadra de la avenida Tacna, para honrarla y dejar las cartas en el Pozo de los Deseos. La fe en la santa peruana cumple 401 años.

Escribe: José Vadillo Vila

¡Avancen, avancen! La cola es tan inmensa que se aproxima hasta la plaza Unión, se lo juro, señor periodista; calculo que unas ocho cuadras hemos caminado. Y no faltan los que quieren zamparse, yendo en contra del espíritu católico de la efeméride. ¡Así comienza la corrupción!, grita un señor.

Uf, y hoy que ha salido el sol. Es el día de Santa Rosita, pues, señora. Rosita porque es buenita, porque es de la familia. Pero yo que vengo todos los años, le puedo decir que lo veo más ordenado; antes la gente se zampaba sin más, jura un señor mientras la cola de feligreses avanza hacia el santuario por el jirón Callao, “¡Oiga, no se zampe!”.

Los revendedores de cola también aprovechan en ganarse sus centavos y han madrugado igual que cientos de familias, sin hacerle mucho caso al frío (que para abrigarse basta la fe). Aseguran que Santa Rosa, que es tan humana, entiende la necesidad.

Compra, má, le jala la blusa el niño. Mejor dejas tu cartita, hijito, y nos vamos a comprar un turrón de doña Pepa, ¿ya? Los vendedores celebran su agosto: con ese precio, la botellita de agua parece elíxir. Hay chanfainitas al paso, jugos de naranja, arepas de los hermanos venezolanos; los sobres y cartas preescritas dirigidas a Isabel Flores de Oliva, como se llamaba la piadosa, se multiplican como los panes de Cristo.

Un candidato al sillón municipal aprovecha y despliega su “portátil”; lo propio hace una empresa que vende chips para celulares. Son miles de familias en peregrinación que llegan con flores, con rosas, con cartas, con esperanza. Representan votos o clientes. O ambos a la vez.

Los millenials, ya aburridos de hacer colas, se preguntan por qué no se puede solucionar todo con un clic y tientan, dicen: “Pá, hay una app oficial de Santa Rosa de Lima, pucha, pero no carga, creo que ha colapsado”. La parentela, incluida la abuelita en silla de ruedas, los miran rociándoles fuego eterno con los ojos, “pero también se puede enviar por WhatsApp, darle like en Instagram o Facebook”, continúan impajaritables los millenials. O escribirle por email la cartita, má.

¡Vagos, a hacer ejercicio, que ya llegamos!, ¡y respeto por santa Rosa de Lima!

***

¡Avancen!, repiten por turnos el sereno, el policía, el bombero, el voluntario. ¡Al fin llegamos, bendito sea Dios! Mira, ahí era su oratorio; ¿tan chiquito? Parece una casita de muñecas, dice un niño; una parejita de tórtolos apura un selfie romántico con aroma a fe. Ahí se comunicaba con Dios, continúa la mamá, más respeto, pide otra, una dama entrada en años, mirando de reojo a los flechados por el amor con audífonos de música urbana. Los niños se divierten aventando monedas al oratorio de barro desde las rendijas de la ventana. Señora, si ya se tomó la foto, avance, por favor, pide el policía, y nadie le desea un feliz día de la PNP, tampoco parece esperarlo, aunque viste con sus mejores galas.

Con tanta gente, la visita al santuario es rápida, dura un promedio de 20 minutos. Algunos han jurado que han visto temprano en la televisión a la santa de carne y hueso, y de repente se aparece, pero no era otra que la actriz Milagros López, quien la encarnó para una serie y la personifica por tercer año cada 30 de agosto agradeciendo por un milagro.

Nos hemos demorado cerca de tres horas en llegar al Pozo de los Deseos, huy, horrible, pero tenemos que hacerlo por Santa Rosita, pues.

La niña se llama Nicole, 10 años, lleva vincha de flores y su cartita con sus pedidos, dirigidos a la santa. Su mamá cuenta que han venido desde San Martín de Porres, lo hacen por tradición, y Nicole ha querido vestirse así, como una cosplay de Santa Rosa. Y no es la única.

Todos los años aumentan los fieles que siguen a Santa Rosa, y hay más jóvenes, parece que están tomando conciencia de lo que es una santa peruana, dice Víctor Almeyda Marcelo (de 68 años). Puede dar fe, ya que en su calendario no existe un 30 de agosto en que no venga a rezarle a la santa; lo hace desde que sus padres lo traían de muy niño y ahora trae desde Ate a sus nietos para seguir la tradición. “Cuando yo no esté en la Tierra ellos serán los nuevos que vendrán aquí al Pozo de los Deseos. Y he venido con mi familia”.

“Es una santa milagrosa, y ella me ha obligado a volver”, asegura Yoel León, de San Juan de Miraflores. Todos vuelven, dice el valse de César Miró, y Yoel recalca que la fe jala, que retorna después de dos años para dejar su carta en el Pozo de los Deseos, pidiendo que le vaya bien en el trabajo y la salud a él y a su familia. Lo hace porque desde niño, de la mano de su familia, que es de Cabana Sur, Ayacucho, aprendió de los vericuetos de la fe y a sentir mucha devoción por los santitos. Y cuando son muy milagrosos, hay que tenerles fe de mucho corazón.

¡Sigan, por favor! Martín Yzusqui tiene 17 años y el chaleco de voluntario de los dominicos. Es la primera vez en su vida que viene un 30 de agosto a vivir esta fiesta religiosa. Él y otros jóvenes provienen de diversos distritos y fueron capacitados por los sacerdotes dominicos. Su común denominador es que hicieron la confirmación en esta iglesia. ¡Si ya dejaron sus cartas, avancen por favor!, piden los voluntarios.

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La señora María Yajahuanca (de 57 años) hace una pausa con sus muletas bajo una sombra. Ella ha venido no a dejar una cartita en el famoso pozo, sino a escuchar la misa de las once en la iglesia, para la que hay que hacer otra cola, por la avenida Tacna, una especial para las personas con discapacidad, adultos mayores y mujeres embarazadas. Ya van 18 años que cumple una promesa y viene a la misa. Es su forma de agradecerle a la santa. Hay un gato que duerme junto a ella, se arrulla con el paso de los feligreses, nadie quiere despertarlo.

Las personas salen, algo falta acá, dicen algunos, pocos reparan en la imagen que está cerca del portón de Conde de Superunda. El miércoles 29 dicen que se hizo añicos cuando unos niños se pegaron mucho e hicieron caer la imagen centenaria. Y todo por una foto. Ya la repararán, pero tomará sus meses. Hay vendedores, periodistas y se volantea la publicidad de una película inspirada en la vida y milagros de la santa. ¡Avancen, por favor!

Cruzando Conde de Superunda está el pequeño parque Santa Rosa de Lima, con vista al puente de Prolongación Tacna, donde, por cierto, hay una feria –“Bienvenidos a la feria de Santa Rosina” (sic)– que ofrece solaz a todos los que terminan el peregrinaje y desean hacer descansar las piernas. Otros ofrecen un esfuerzo adicional a sus piernas y abarrotan los restaurantes y las pollerías aledaños a la avenida Tacna, antes de animarse a seguir la procesión de la sagrada imagen, rodeada de rosas, que ha salido de la Catedral de Lima para encontrarse en las Nazarenas con la imagen del Señor de los Milagros. ¡Avancen, avancen!

Datos:
Cada año, más de 10,000 personas envían sus pedidos al correo santarosa.correo@gmail.com, que luego se imprimen y depositan en el Pozo de los Deseos.

72 pueblos y distritos llevan el nombre de la santa solo en el Perú.


Publicado el viernes 31 de agosto de 2018 en el Diario Oficial El Peruano. 

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