Superpoderosos con DNI
No
sólo Manhattan tiene derecho a ser habitado por superhéroes. Lima, con su
tráfico vehicular y su violencia, tiene ya sus propios héroes de papel, creados
por la gente de Med Comics, y que ahora están en los quioscos de la ciudad. (*)
Escribe:
José Vadillo Vila
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No
se equivoque con la guapa tripulante de cabina, de cabellos azabaches y tez
trigueña, que se cimbrea coqueta por el aeropuerto Jorge Chávez, antes de
abordar el vuelo Lima-Cusco. No se confunda porque tras esos lentes de carey se
oculta la Chola Power, una suerte de Mujer Maravilla pero peruana por sus
cuatro costados y traje diminuto inspirado en las vírgenes del Sol. Debe de
cuidar la vida del presidente Ollanta Humala y la Primera Dama de la
conspiración de Desertor y sus monstruosos secuaces.
De
la selva su superhéroe, ese es Descomunal. De niño a Esteban Altamirano le chocolatearon
los genes humanos con los de un gorila. Como el verde Hulk creado por Stan Lee,
Esteban se convierte al menor “estate quieto” en tremendo gorilón extra large. Pero
prefiere vivir huyendo a que hagan de él un títere que se aproveche de los
débiles.
Otro
cantar es el huancavelicano Javier Gómez, chibolo de 19 abriles; se prepara en
una academia para la universidad pero es medio ingenuo y palteado como el Peter
Parker ése que se convierte en araña rojiazul. Javier aún no se manda aún a su
amada Astrid, sufre el caos vehicular, pero es el alterego del Guachy-Man, un
superhéroe que se bate con los criminales de esta metrópoli con cielo panza de
burro.
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El
Guachy-Man, la Chola Power, Descomunal junto a Xcorpiona y la Supermamacha, integran
“La Raza”, personajes creados por las cinco historietistas de MED Comics, que
desde la semana pasada ya están en los quioscos de Lima.
Estos
nietos del Supercholo –recordado superhéroe de ojotas y poncho que pichangueaba
partidos interestelares– quieren hacer de Lima su propia ciudad Gótica, su Metrópoli,
que no son sino alteregos de Nueva York. Ellos hacen luchar sus personajes en
medio de una Lima actual, con caos vehicular, delincuencia e informalidad.
Al
inicio, en 2009, los MED Comics fueron quince pero quedaron cinco, los que siguieron
empeñosos y sacaron una revista regularmente, cada tres meses, sudándola, con
esfuerzo, así lograron sacar adelante 18 números y que la gente acepte a estos
superhéroes con DNI peruano.
En
otro nivel, la experiencia de los MED Comics es único en el país donde un grupo
de historietas trabaja por tanto tiempo juntos y con un trabajo autofinanciado.
“Hacer
historietas requiere que manejes arquitectura, narrativa, anatomía, guión, para
dejar el cómic listo”, cuenta Luis Morocho, el editor del proyecto. Junto a Martín
Espinoza, José Luis Miranda, Ricardo Orihuela y Franz Montoya han ido
aumentando el número de sus tirajes mientras pasaban de blanco y negro a color;
mejorando la calidad del papel. De 500 ejemplares pasaron a mil y ahora, tras
casi seis años, dan otro salto: llegan a los quioscos de todo Lima con cinco
números a todo color, con 5,000 ejemplares, que se venden a cuatro nuevos soles.
Si todo sale como lo proyectado con el primer arco argumental de cinco números,
el siguiente salto será tirar 15 mil ejemplares y distribuir a nivel nacional
los siguientes cinco números.
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Para
lograr que sus superhéroes enamoren a los amantes de los cómics y hoy lleguen a
todo color y en 24 páginas, los MED se despercudieron de los ojos de artistas
románticos. Tuvieron que cambiar de chip y ver con ojos de empresarios y tomar
herramientas del marketing. Gracias a ese cambio de mentalidad, hoy ya no
quedan casi ejemplares de sus 18 primeras revistas.
Primero,
los MED Comics construyeron sus canales de distribución gracias a alianzas con
algunas municipalidades, empresas y centros comerciales, como el Real Plaza, donde
hacen plantones de cómics, con sus personajes a tamaño natural, venden revistas
y hacen caricaturas ha pedido del público. Las redes sociales también sirvieron
para crear públicos, tienen presencia en el Facebook y para Youtube están
haciendo sus propios videos promocionales.
A la par, cada semana realizan sus reuniones de edición, donde cada quien expone sus ideas argumentales y sus bocetos, que reciben sugerencias del resto para mejorar ángulos, cámaras, narrativa, la presencia o ausencia de luz. Luego, recién, se puede hacer una producción en limpio. “Hemos aprendido a trabajar en equipo, a ceder, a intercambiar roles: unos dibujan y otros pintan respetando la estética de los personajes”, me dice Martín.
Luis
Morocho dice que han resuelto temas gráficos tomando como ejemplo lo del cómic
norteamericano, como planos, calidad de impresión color, aunque todo con
elementos peruanos. Hoy, todos los personajes de MED Comics están registrados y
el quinteto original busca, pronto, convertirse en una sociedad anónima.
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¿Se
puede vivir de hacer comics en el Perú? “Estamos llegando a los quioscos de
todo Lima en un momento de madurez gráfica. El producto es más sólido. Estamos
buscando los auspicios para poder dedicarnos a esto al cien por ciento, poder
dejar nuestros trabajos”, explica Martín Espinoza. El sueño del mediano plazo
es que el Guachy-man, la Chola Power, Xcorpiona, Descomunal y la Supermamacha sean
dibujados y pintados por nuevas generaciones de artistas gráficos peruanos, ya
remunerados. Todo ello está dentro de su hoja de planificación. Porque hasta
los superhéroes, se planifican.