Una novela para los tiempos posmodernos
La Pirámide se llama este raro resort en el Caribe mexicano
del Kukulcán. Tiene la forma del Templo de las Inscripciones de Palenque y su
gerente es Mario Müller, Der Meister: excantante del grupo heavy-metal Los
Extraditables, una “promesa incumplida” del rock charro (Ser promesa incumplida
del rock nacional es casi una constante en la historia de la música
latinoamericana).
Ahí se desarrolla Arrecife,
la más reciente novela de Juan Villoro (Ciudad de México, 1956). El detonante
es el asesinato de un buzo, el gringo Ginger. Quien narra en primera persona es
Tony Góngora, exbajista de Los Extraditables, hoy especialista en efectos de
sonidos para las peceras o “musicalizador de peces” de La Pirámide. Con él, que
parece despertarse de un letargo de siglos, empezamos a conocer lo que sucede
dentro de este hotel, ergo, lo que sucede en el México caribeño actual.
Arrecife (Barcelon, Anagrama, 2012) le da una mirada a algunos de los fenómenos
comunes a Latinoamérica: el turismo posmoderno, el lavado de dinero, las
drogas, el rock, la preocupación ecológica.
¿Qué experiencias más bizarras buscará el turismo en los
próximos años para satisfacer al mercado?, uno se pregunta después de enterarse
de los visitantes que llegan a La Pirámide en busca de experiencias extremas,
como ser secuestrados por terroristas, para participar de sacrificios mayas,
para encerrarse en climas extremos, verbigracia. O como diría uno de los personajes: “en los lugares
turísticos el dinero inventa nuevos vicios. Un policía no se aburre”.
En la obra, estos emporios hoteleros desolados en el Caribe
mexicano son espacios de lavado de dinero para el narcotráfico, para la soledad
y, de paso, se va dañando al ecosistema.
En el plano más personal, Arrecife es también una reconstrucción de la memoria de Tony
Góngora, quien, gracias a las sobredosis de drogas, se quedó sin recuerdos.
Sólo reconstruye su vida a partir de lo que Müller le cuenta. “Cada instante
ocurre en el vacío. Sólo cobra consistencia como anticipación o recuerdo. El
futuro y el pasado existen, no el presente”, dice el protagonista.
Villoro, un maestro de la prosa actual, nos regala una
novela fresca, con una escritura diáfana donde inscribe reflexiones. El estado
de ánimo de los personajes también tiene la premisa del desencanto, el sino de
los tiempos modernos: a pesar de estar en el Caribe, el lector siente esa
desdicha del hombre citadino actual. Hay maestría en el relato de Arrecife,
aunque al final el lector se queda con la sensación que los hechos pudieron
llegar más antes. (* Publicado el miércoles 29 de mayo de 2013 en el Diario Oficial El Peruano)