Ciudadano de Jauja
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Foto: Juan Carlos Guzmán/Agencia Andina. |
La Casa de la Literatura homenajea los 20 años de País de Jauja, considerada la novela peruana
más importante de la década de 1990. El autor jaujino celebrará este año sus
ocho décadas de vida. (*)
José Vadillo Vila.-
Faltan cuatro meses para que Edgardo Rivera Martínez llegue
a los 80 años. “Es un triunfo en la vida llegar a esa edad, pero también
significa la proximidad del fin, filosóficamente hablando y con un poquito de
buen humor”. Desde un cuadro de la Escuela Cusqueña, la Virgen del Carmen
parece escucharlo y bendecirlo. La ventana de su departamento da al mar de una “Lima,
la neblinosa”, que no le hace ninguna gracia durante los inviernos.
En los estantes, los lomos gastados hablan de la frecuencia
con que visita a Gogol, Tolstoi, Saint-Simon, Mallermé... Para celebrarlo, ha
prestado a la Casa de la Literatura (Caslit) algunos de sus autores de
cabecera. Vallejo, Eguren, Ciro Alegría, Proust, Valery y El Quijote de
Cervantes, por supuesto.
Con el poeta de Santiago de Chuco tiene una relación
especial. Por eso, cuando viajó a Francia becado por dos años, de joven, el
único libro que llevó fue una edición delgada de Vallejo.
El departamento no es un simple habitáculo, es importante en
su literatura. Aquí escribió la fundamental País
de Jauja, su obra más celebrada, la novela peruana más importante de la
década de 1990, a
decir de los críticos.
Igual que Claudio Alaya, su álter ego quinceañero en País..., Rivera Martínez también tuvo un
hermano mayor que lo incentivó a la cultura; a él también su mamá lo llevó de
la mano a la música selecta.
-(La novela) es un recordar de mi adolescencia, pero también
es mi manera de abrirme, de lo andino a lo universal.
PIEDRA ANGULAR, JAUJA
Jauja es una palabra sagrada para él, como
"rosebud" lo fue para el ciudadano Kane. En una fotografía en la
sala, el escritor y su esposa bailan en un tumbamonte.
En la ciudad del valle del Mantaro, Rivera Martínez conserva
la casa que construyó su abuelo materno a inicios del siglo XX. Ya no es la
ciudad cosmopolita que recuerda. “Esa Jauja se ha modificado. Hay una
prevalencia del comercio minorista, es el polo del migrante del valle igual que
Huancayo”.
Hay un viejo piano negro Luis Freund en la sala, otra
herencia que se trajo de su tierra. "Lamentablemente, ya no practico ahora
la música", se disculpa pero su esposa, Bertha, lo anima. Y el maestro nos
regala una versión de Para Elisa, de Beethoven.
-¿Y qué ha aportado la música a su escritura?
-La música me ha dado un sentido de la cadencia, de la
prosa.
TRAS LA ESCRITURA
Escribió País de Jauja en una computadora Macintosh que
adquirió al volver de Estados Unidos. Era una época "muy difícil",
entre 1991 y 1993. Había fallecido su primera esposa y él quedó a cargo de sus
tres hijos. Afuera, el país se marcaba por cortes de luz, bombas y balas. Esa
noche del 16 de julio de 1992, él avanzaba su novela cuando un coche bomba
explosionó cerca, en la calle Tarata.
Escribía de día, de noche, porque ejerció el periodismo
cultural y era catedrático de San Marcos, en la misma universidad donde tuvo
como compañeros de aula a Vargas Llosa y Gladys Zender. En San Marcos empezó su
carrera como asistente de cátedra del profesor Fernando Zola Mendoza. Cuando
reunió los años necesarios para jubilarse de San Marcos, dejó de enseñar porque
"era insoportable en los años del terrorismo". Un tiempo más continuó
como escritor y profesor invitado a universidades de Francia o Estados Unidos.
Ahora solo tiene tiempo para "afinar la prosa" de
su quinta novela. No sabe aún cuándo la terminará. Escribe sin horarios,
escuchando música selecta, música instrumental andina y algo de marinera
norteña. Y Jauja, su particular Macondo, seguirá sonando en él como “rosebud”.
En la Caslit
-Exposición Edgardo Rivera Martínez: una literatura andina
de amarus, unicornios y ángeles permanecerá abierta al público hasta julio. En
las salas 15 y 16 de la Casa de la Literatura Peruana (jirón Áncash 207, Lima).
Ingreso libre.
-Del 8 al 10 de mayo se realizará un Coloquio Nacional en
honor al escritor, a cargo de una veintena de especialistas. Ingreso libre.
-El viernes 17, se inaugurará la muestra Rivera Martínez
para niños. Inscripciones gratuitas para colegios en el 426-2573, anexo 103.
-Cuatro novelas ha publicado. Además de libros de viajes, de
cuentos y un poemario.
-1982 año en que ganó la primera edición del Premio El
Cuento de las 1,000 palabras, de la revista Caretas.
OTROS ÁMBITOS
Edgardo Rivera Martínez ha ejercido el periodismo cultural y
de opinión en una larga lista de diarios y revistas.
Ahora, un estudioso de la universidad de Wisconsin trabaja y
sistematiza esta voluminosa hemerografía.
Políglota domina el inglés, el francés y de joven tradujo
del griego–, el novelista tuvo prolongadas estadías en el extranjero. Durante
ellas, comenta, solo escribía cuentos y género narrativo, en el que se le
considera también un maestro.
Aunque la política activa nunca le ha atraído, el narrador
explica que lo que le preocupa "es la inclusión social, la persistencia de
la pobreza, la desigualdad".
Sobre el porvenir del libro, explica que le preocupa
"en el sentido de que va a significar la prevalencia de la frivolidad, la
noticia, la actualidad; y me alegra porque tal vez se podrá difundir mejor la
literatura, pero vaya uno a saber cómo será", dice.
(*) Publicado el sábado 04 de mayo de 2013 en el diario oficial El Peruano.