YUYACHKANI APASIONADO


Texto: José Vadillo Vila
Fotos: Oscar Farje (diario El Peruano).


La alfombra cruza el escenario como una cicatriz escarlata, en diagonal. Una mujer toca un piano vertical, en cuyo lomo hay una botella de pisco y una copa. Esa suave melodía de cabaré es la música de fondo. Otra actriz calienta la voz y saluda con una sonrisa a uno y otro espectador que cruza por la alfombra rumbo a su butaca.

El escenario se imagina celeste, como un cinema antiguo, de los que el tiempo convirtió en templos evangélicos o centros comerciales. Un écran reproduce imágenes de diversos holocaustos, dictaduras, rostros de terror... Al escenario llegan más actores, hasta cerrar los siete Yuyachkani. Hablo de Augusto Casafranca, Amiel Cayo, Ana y Débora Correa, Rebeca y Teresa Ralli y Julián Vargas. Mueven sillas, afinan voces e instrumentos. Entonces la función empieza con un canto a capella.

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En El último ensayo, los Yuyas resumen la filosofía que les ha mantenido unidos por más de 41 años, siempre críticos y trabajando el tema de la diversidad."

 El último ensayo (2008) es una ficticia mirada al ombligo. Los siete actores exploran las relaciones del poder en el interior de un grupo teatral mientras ultiman detalles del homenaje que realizarán a una diva antediluviana que retorna al Perú después de haber cosechado éxitos con su voz prodigiosa y la leyenda de ser descendiente de los incas.

Para esta obra, los Yuyachkani, cuyo nombre en quechua significa "estoy pensando, estoy recordando", se inspiraron en la imagen de la cantante de coloratura Yma Sumac (1922-2008). Dos años antes de fallecer, la diva retornó al país, tras varias décadas de ausencia, para recibir honores por su larga y prolija carrera.

En cambio, el ejercicio del poder se traduce en que todas las actrices del supuesto homenaje quieren ser las herederas de la diva. En otros planos, los Yuyas hacen una crítica a la historia del Perú y el mundo del siglo XX, "a los íconos culturales 'folclorizados', el patrimonio cultural exotizado y convertido en mercancía, 'puesto en valor en función del turismo", como dicen.






He aquí la vanguardia de los Yuyas: su forma distinta de ver el pasado, a partir de los elementos multimedia, de la actuación, del canto, de su sapiencia de más de cuatro décadas sobre los escenarios.

Miguel Rubio, director del conjunto, recuerda las palabras del maestro colombiano Enrique Buenaventura, quien decía que el teatro de grupo es en sí un modo de producción diferente, con sus propios parámetros de creación. Eso lo han asimilado mejor con los años los Yuyas mientras investigan y comparten los frutos de este trabajo con su público.

Los teóricos orientales decían que el actor es un constructor de metáforas, con su cuerpo, con aquello que dice y los Yuyachkani, una institución del teatro peruano, son consecuentes: son constructores de metáforas sobre la peruanidad; son un ejemplo del teatro de grupo en investigación perpetua, asumiendo riesgos constantemente, haciendo arte, construyendo el país desde las tablas.


EL  REPERTORIO
El último ensayo
Funciones:
viernes, sábados y domingos, a las 20:00 horas. Va hasta el 10 de marzo.
Continúan Confesiones, de la actriz Ana Corream, del 15 al 31 de marzo, y Con-cierto olvido, del 5 al 28 de abril.
En la casa de Yuyachkani (Tacna 363, Magdalena).


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