¡Familia, este es Cheo!
Al último sonero romántico, lo avalan 55 años de carrera. José
"Cheo" Feliciano conversó de la Fania All Stars, de su longeva
amistad con Rubén Blades y de los secretos para saltar del bolero a la salsa y
no morir en el intento. (*)
Escribe: José Vadillo
Vila
"Qué más perfume que la lágrima sentida / (...)
porque las flores ya mañana se marchitan /
y el cementerio es un olvido indiferente".
"Los Entierros"
Cuando el maestro Johnny Pacheco presenta a los integrantes
de ese combo maravilloso llamado Fania All Stars, empieza por los músicos y
prosigue con los cantantes. Va en orden ascendente. Se reserva el último
aliento para presentar al "Niño Engreído de Puerto Rico", Cheo
Feliciano. La gente aplaude con éxtasis y Cheo ríe como un gentleman
desde San Juan de Puerto Rico, al otro lado de la línea telefónica. Ríe con esa
risa de frac que es tiza aunque pasen los años. Risa de hombre trajinado, cómo
no; que ha sabido tantear los abismos pero prefiere la vida desde otro ángulo.
Y cantando, cómo no.
Cheo impregna ternura a la Fania, que son nuestros
Globetrotters de la salsa. Tiene fresco el recuerdo del recibimiento que le
hizo el público peruano cuando el año pasado la Fania All Stars hizo temblar
los cimientos del estadio de la universidad de San Marcos a fuerza de puro
sabor. "Nos motivó toda la noche, y la pasamos muy bien", dice Cheo,
que también se llama José Feliciano y es boricua como su homónimo, otro cantante
que también es guitarrista. "Lo que ocurre es que uno y otro, otro y uno,
son antítesis que se parecen demasiado: ambos se llaman José Feliciano y son
portorriqueños, cantantes y famosos. Uno no le ha quitado la fama al
otro", ha escrito el periodista Víctor Hurtado Oviedo. Pero uno no le ha
quitado la fama al otro.
“El Niño Mimado de Puerto Rico” tiene 77 años. Me dice que
es amigo del otro José, el que sabe cantar boleros pero con sabor a botella
destapada y a desconsuelo perpetuo. “Conozco a José desde antes de ser una
estrella. Coincidimos en Nueva York. Un amigo trabajaba con músicos no
videntes, me invitó a ser parte de una grabación. Entre los músicos estaba
José, que comenzaba a tocar su guitarra. Cuando le preguntaron si conocía a
Cheo, él comenzó a tocar “El Ratón”. Y ahí surgió una amistad muy grande”. Y a
uno que le pagan por preguntar vamos con que si unirán alguna vez en disco
estos Felicianos al cuadrado, para cantar. “Sí hemos hablado que queremos hacer
algo juntos”, dice Cheo. Lo que ahora falta es encontrar el momento adecuado
para juntarlos.
ELOGIO A LA AMISTAD
Pero Cheo es inquieto. Con su "amigo del alma",
Rubén Blades, acaba de lanzar Eba Say Ajá, un disco que demoró siete
años en hacerse realidad porque lo bueno debe esperarse, además que Blades
estuvo cinco años de ministro de Turismo de Panamá, sin tiempo para la música.
Y ahora el conjunto de 12 canciones está nominado a los premios Grammy, dándole
brillo a la industria musical alicaída.
Cada uno escogió los temas del otro. Cheo tomó clásicos de su íntimo como "Sin tu cariño",
"Dime" y "Juana Mayo". Y, el panameño respondió al boricua
en iguales términos: con versiones de "Los Entierros", "De aquí
pa' allá" y "Nina", verbigracia. Y hay espacio para los dúos en
"Si te dicen" y "Lo bueno ya viene". De yapa, Rubén
le escribió la canción "Inodoro Pérez"; y en viceversa, Cheo se
inspiró y le puso a cantar "De aquí para allá".
"Es un trabajo especial porque celebra la amistad de
tantos años que llevamos Rubén y yo. Que somos más que colegas, hermanos. Y
hemos compartido tantas cosas". La amistad de ambos soneros empezó en
Nueva York, en los años que los padres de Cheo Feliciano vivían en la ciudad de
los rascacielos y Rubén se hizo un miembro más del clan, siempre se daba la
vuelta por casa y celebraba las alcapurrias que freía la mamá de Cheo.
"Luego cuando los viejos se fueron de vuelta a Ponce y cada vez que Rubén
llegaba a Puerto Rico me decía, vamos a Ponce a ver a los viejos".
Eba Say Ajá es "algo muy grande que siempre
quisimos hacer". Es decir, antes que estar pensado en sus seguidores,
"lo hicimos más como una complacencia propia privada para nosotros
dos". Sobran los motivos, decíamos, pero el musical es el principal: se
trata de un tributo al sonido del sexteto. "Es un sonido que marcó mis
inicios como cantante en el Sexteto de Joe Cuba. El sonido del sexteto
impresionó tanto a Rubén que creó su propio sexteto, Los Seis del Solar. O sea
que estamos celebrando los sextetos y lo que significa para nosotros este marco
musical", dice el sonero. Ambos estarán en Lima pero queremos saber si
habrá una gira del álbum a dúo. El cantante de Ponce dice que hay unas
presentaciones que arrancarán en febrero de 2013, pero todavía no se ha
planificado una gira para el año entrante. Crucemos los dedos.
En 2008, cuando celebraba sus 50 años en el Madison Square Garden de la Gran Manzana, el cantante fue sorprendido por un mensaje enviado por el alcalde Michael Bloomberg declarando el 20 de junio día de Cheo Feliciano en todo Nueva York...
HERENCIAS
José "Cheo" Feliciano nació en Ponce, cuna de la
salsa puertoriqueña. "Es una bendición de la cual estoy muy agradecido que
Ponce haya dado tantos cantantes y músicos". Le digo que nosotros
agradecemos que su garganta sea tan prodigiosa y Cheo pueda driblear en salsa y
bolero, como saltando la rayuela. "Tengo que darle las gracias a Dios por
ese privilegio porque la verdad no he sabido cuidarme mucho. Realmente, siento
que no tengo una voz, no soy un bel canto como se dice. Quizá por el tono
mío que es un poco más bajo de los cantantes que tienen tonos más brillantes.
Pero tal vez sea por lo mucho que llevo por dentro el romance: el bolero que me
identifica tanto", dice sin impostaciones de humildad.
Con perdón que se merece la insolencia, le refuto: En mi
humilde conocer cualquier varón con los calzoncillos bien plantados no puede
como él pararse a cantar boleros, para muestra su "Amada mía" y
"Cosas del alma", que no tienen parangón. ¿Se necesita haber sufrido
mucho en el amor? "El amor es sufrir, realmente. Yo me identifico con los
poetas de la temática del amor, de ambos lados de la moneda, porque el amor es
antagónico, sarcástico, encierra muchas cosas y más que alegrías, se sufre
mucho. El que ama sino sufre, no ama".
"El Niño Mimado de Puerto Rico" tiene un largo y
conocido enamoramiento con los boleros. Los domingos, el día que su papá no
trabajaba, Cheo lo escuchaba cantar boleros. A veces su mamá se mandaba con el
"contracanto" desde la cocina, y hacían una suerte de "Pimpinela
de aquella época". En la casa boricua de la precuela de la era televisaba,
el mundo giraba alrededor de la radio y los reyes eran los tríos, especialmente
Los Panchos. "Me impresionó mucho la voz de Chucho (Navarro), la segunda
voz de Los Panchos", rememora Cheo. Fue su primera influencia y él
aprendió prácticamente todos los temas de Los Panchos. "Fue mi primer amor
en la música", dice en tono confesional.
DE CUEROS A CANTOS
Ya cuando con sus padres vivía en Nueva York, estaba
fascinado por la percusión y se probó en varias orquestas, eran inicios de los
años cincuenta. Pero fue gracias a la intermediación de su "pana",
Tito Rodríguez, que le oyó cantar y lo animó a presentarse al sexteto de Joe
Cuba, con ellos, el de 5 octubre de 1957. Ese mismo día se casó con la
bailarina Socorro "Cocó" Prieto, su esposa desde entonces, con quien
también celebra estos 55 años de canto y familia, con cuatro hijos de alguna
manera ligados al arte: uno corista y baterista, otro ingeniero de grabación,
una hija que es comunicadora y "mi otro hijo que es un actor frustrado.
Así que todos tienen algo de arte".
Cheo está en San Juan, alistando las maletas para venir a
Lima. En 2008, cuando celebraba sus 50 años en el Madison Square Garden de la
Gran Manzana, el cantante fue sorprendido por un mensaje enviado por el alcalde
Michael Bloomberg declarando el 20 de junio día de Cheo Feliciano en todo Nueva
York, el mismo año que le dieron un Grammy Latino en honor a su gran carrera.
Pero hace más de 30 años que volvió a radicarse a Puerto Rico luego de vivir un
par de décadas en Nueva York. "Mi sueño fue siempre regresar a mi tierra
porque yo me crié en un barrio chiquitito y humilde y bien pueblo y Nueva York
es una urbe tan grande, claro que me acostumbre a vivir allá, pero siempre añorando
volver a mi tierra. Así que llevo años aquí, en Puerto Rico", dice Cheo.
Y le pregunto qué sería de su carrera sin
"Anacaona" o "El ratón". "'El ratón' se convirtió en
mi pasaporte mundial: el que no sabía de Cheo, sabía de "El ratón",
ha caminado mucho y no puedo descontinuarlo de mi repertorio", dice el
cantante. "Anacaona", compuesta por el inmortal Tite Curet Alonso,
significa un momento muy especial para la vida de Cheo. "Marcó una época
muy importante en mi vida porque después de un silencio de prácticamente tres
años, en los que yo me dediqué a mi propia persona a modificar la vida mía, a
buscar mi derrotero y el contexto de quién soy yo, cuando regresé a mi público,
a la música, a los escenarios, fue con el tema 'Anacaona'", dice,
recordando con metáforas esos años oscuros en el submundo de las drogas que
terminó por decisión propia.
-Maestro, Cheo, usted
tiene más de 20 álbumes, ha hecho de todo con la salsa y el bolero, ¿qué le
falta?
-Prácticamente lo he hecho todo. He grabado con tríos, con
un sexteto, con las rondallas venezolanas, con Armando Manzanero, otro
sinfónico, hemos hecho tantas cosas que sólo quiero seguir haciendo lo que
seguimos haciendo. No sé si queda algo por hacer.
Le han sugerido que grabe en el idioma de los gringos sus
éxitos románticos, y Cheo no descarta la idea. Cuenta que le encanta el sonido
del cajón afroperuano, pero que hace años que no toca las percusiones. Es
también muy amigo de Eva Ayllón y le impresionan los ritmos negros del Perú.
"Hay mucha expresión de negrura en cierta música peruana que se relaciona
mucho con la música nuestra, así tenemos un denominador común".
"¡Familia!" es el grito que lo define cada vez que
sube al escenario. Se trata de una expresión que heredó de su padre.
"Nosotros (en Fania) somos una familia musical y amistosa de tantos años.
El momento de la reunión lo esperamos todo el año para darnos ese abrazo
fraternal entre todos. Fania es un momento de celebración".
Cheo dice que sus trabajos sobre todo lo llevan fuera de su
país, porque en Puerto Rico, paradójicamente, han desaparecido muchos salones
de baile y no hay muchas presentaciones para todas las orquestas que tiene la
isla del Encanto.
-Para llegar a tantos
años de trayectoria, ¿cuál es su secreto?
-Sencillamente ser sincero. Yo pienso en hacer algo bonito.
No estoy pensando en el dinero ni siquiera en la fama, yo lo que quiero hacer
es cantar y cantar bien.
-¿No le da pena que
la salsa social ya no estén en los gustos de los jóvenes?
-Tite Curet Alonso decía que cada generación demanda lo
suyo. Hay modalidades y nuevas expresiones. Lo que sí he visto a muchos
intérpretes del reggaeton buscando después sus raíces en la salsa, que es la
semilla, el principio de todo.
-¿Y tiene fecha para
dejar de cantar?
-No, nunca, porque para mí la palabra retiro no existe en mi
vocabulario. Yo nací y he vivido con esto, así que No visualizo retirarme en
ningún momento.
(*) Publicado en el semanario Variedades del diario oficial El Peruano, el viernes
9 de noviembre de 2012.