Pavos y lechones "vuelan" por Navidad


Ya es tradicional para nosotros los periodistas ir a ver cómo va la venta de los pavos. El 24 de diciembre del año pasado -o sea hace unos días- fuimos a elaborar esta crónica que salió publicada en la agencia Andina. Observen en la foto el amor de este hombre por los lechones que adereza. ¡Provecho!

Texto: José Vadillo Vila
Foto: Maritza Rosales


Mientras que en los centros que la empresa San Fernando abre tradicionalmente los fines de año en Lima se registran las mayores ventas del pavo congelado los días 23, los vendedores de aves de corral vivas sienten que este año hay mayores ventas en general.

Rolando Aguirre y su familia venden estas aves galliformes en el cruce la esquina de la avenida Del Aire con avenida Aviación. Mientras espera que un pavo se desangre, el señor Aguirre mete en una olla de agua caliente a un ejemplar muerto para desplumarlo de inmediato en una mesa. Sudando bajo su sombrero de norteño, toma un respiro y dice que las ventas de este año han ido bien.

Los Aguirre lo saben por conocimiento de causa. Cada 23 y 24 de diciembre, arman su tienda donde en vez de villancicos que arrullan a otros negocios, los acompaña el glugluteo de los pavos, que luego cogen de las patas, los pesan y les pasan el cuchillo por el cuello, ante el regocijo del cliente que va imaginando con qué tipo de aderezo acompañará al pavito.


Los Aguirre venden su plumífera mercancía desde las 9 de la mañana hasta que se vaya el último pavo. Rolando hecha un vistazo al corral al paso y dice orgulloso que este año se irá más temprano a casa, porque es mediodía del 24 y ya vendió (mató) a la mayoría de sus pavos.

Más arriba, la vía auxiliar de la cuadra 14 de la avenida Arriola, en La Victoria, se convierte en un punto tradicional de la venta de pavos y lechones vivos que al toque se pasan a mejor vida.
Carmen Romo se dedica desde hace cinco años al negocio con su familia, y sus dos empleados matarifes no dejan de desplumar pavos y pelar cerdos, en una sinfonía de glugluteos y chillidos.

“Uy, claro, este año hemos vendido más que el año pasado”, me dice. “Si bien el kilo del pavo ha subido de cinco a siete los nueve nuevos soles el kilo, pero está saliendo más, igual el lechón, que está se mantiene a nueve soles el kilo”.

Pero los vendedores explican que tradicionalmente las ventas del lechón se disparan cada 31. Por eso, algunas ferias como ésta, tras la Navidad, vuelven a la carga el 28, para empezar de nuevo con las ventas.

Desde hace siete años, Daniel Gayardo cuelga el letrero de “Se sazonan pavos y lechones” en una tienda de la misma cuadra.

A las cinco de la mañana de los 23 y 24 de diciembre, Daniel ya está preparando los aderezos criollos. Dice que este año “está mucho mejor”, y está “rayando” a 15 nuevos soles el aderezado del pavo y 20, el lechón. Da un beso a un lechón para la foto mientras una docena de personas se ríen haciendo cola para que Daniel le de el toque del sabor necesario para pasar una buena Navidad.

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