El señor de las tablas



El artesano ayacuchano Primitivo Evanán Poma ha sido distinguido con la medalla “Daniel Hernández” de la Escuela Nacional de Bellas Artes. En Chorrillos, desarrolla el museo-taller de artistas sarhuinos. Su meta: que el 14 noviembre se declare a las tablas de Sarhua como Patrimonio Cultural de la Nación.

Escribe: José Vadillo Vila
@vadillovila

1.
"Coger a un cóndor es como coger a un ángel. Es sagrado, solo de los apus”. Primitivo Evanán Poma toma un lápiz y sobre el tablón de cedro da vida a toros, cóndores, músicos y borrachitos. Es una tabla de Sarhua que avanza por las mañanas, “sin horarios de oficina”, ahora que tiene 75 años, mientras escucha huainos, sobre todo del Cusco. Luego vendrán al taller sus hijas (tiene cuatro) o sus aprendices a darle una mano.

La tabla es un pedido hecho por una andahuaylina radicada en Suiza para que grafique la cosmovisión mágica del Yawar Fiesta. Luego usará pinturas naturales, de colores tierra, que son el sello de Sarhua, en la provincia de Víctor Fajardo, a tres horas en auto de la ciudad de Ayacucho. El maestro Primitivo Evanán combina en sus trabajos estos colores con los acrílicos.

Ahora trabaja sobre un tablón de cedro empastado con yeso especial para que no se apolille. En su taller, hay una Biblia que a veces lee. “Soy un mal lector”, dice. También tiene una autobiografía de Gandhi, que avanza porque está dispuesto a escribir su  historia para sistematizar los aportes del arte sarhuino.

2.
El 12 de agosto de 1975 se realizó por primera vez en Lima una exposición de las tablas de Sarhua, en que Primitivo Evanán fue el protagonista. “Yo no sabía qué era exposición, qué era galería”, recuerda. Se organizó gracias a la invitación del antropólogo ayacuchano Víctor Cárdenas Navarro, quien contactó con la galería Huamanqaqa, en el número 1048 del jirón de la Unión. La galería era propiedad del coleccionista Raúl Apesteguía y de un socio chileno. Y el catálogo de presentación lo escribió  el historiador Pablo Macera.

“Yo no valoraba lo que ya tenía”, recuerda Primitivo. Si bien la docena de tablas grandes que elaboró, causaron asombro y se vendieron, después el artesano volvió a trabajar en la venta de ropas con su pareja. Un buen día, Apesteguía apareció con una docena de tablas pequeñas por su casa, y Primitivo, que se aburría como vendedor de pantalones y camisas, decidió hacerlas porque comprendió que dibujar y pintar le convertían en un hombre feliz.

Primitivo no empezó a pintar en Sarhua y se vino muy tierno a Lima, en 1960, pero recordaba haber visto en la casa paterna y de los parientes cuando en los “tabla apakuy” los padrinos mandaban a pintar con aficionados las tablas para regalarlas a los dueños de la nueva vivienda. En Sarhua, solo podían pintar los hombres adultos y estaban prohibido de hacerlo niños o mujeres.

“Si empecé a pintar, fue porque Víctor Cárdenas y Salvador Palomino me lo propusieron. Si pintas tablas como en Sarhua, podrías viajar al extranjero, ganar dinero, me dijeron”. Entonces, de día festejaba como músico y por las noches, Primitivo Evanán las pintaba feliz.


3.
Primitivo demora en escuchar, anda lento, pero viaja permanentemente a Sarhua o al exterior, representando al Perú. Hace 10 años enviudó y hace medio siglo llegó a vivir a Chorrillos, después de hacerlo en cuartitos en distintos distritos (“como soy provinciano, quería un terreno amplio”), cuando en 1968 consiguió este terreno, era solo un arenal donde plantó sus esteras y no había servicios básicos. Con el tiempo, llamaron a la zona Las Delicias de Chorrillos y tiene por vecinos a muchos coracoreños.

4.
Un día, en los años noventa, un periodista suizo le pidió narrar en 30 tablas los años de violencia en el Perú. Primitivo lo hizo con miedo. Pero le dio voz a sus paisanos. En las tablas describió el trauma que vivieron tanto en manos de los terroristas de Sendero Luminoso como de los sinchis. 

En enero de este año, las tablas iban a exponerse en el Mali de Lima, después de haber sido expuestas en museos de Estados Unidos  y Costa Rica, “pero llegaron las tablas a la Aduana y aparece ese cuento de que yo hacía apología del terrorismo”.

La semana pasada, la Escuela Nacional Superior Autónoma de Bellas Artes del Perú (Ensabap) le otorgó la medalla de honor Daniel Hernández en reconocimiento a su larga labor de difusor de las tablas.

Mas Primitivo tiene sueños comunitarios: Ha pedido a la Ensabap que envíe profesores a Sarhua para que enseñen a los artesanos la teoría del arte. Y también ha propuesto crear allá una filial de la escuela para recuperar las tablas.

El maestro Evanán ha donado la mitad de su terreno a la Asociación de Artistas Populares de Sarhua. Aquí se construirá un museo-taller, donde se exhibirá el trabajo de los artesanos y se edificarán cuatro casas a la usanza de su pueblo.

El otro sueño que persigue es que el 14 de noviembre el Ministerio de Cultura declare Patrimonio Cultural de la Nación a las tablas de Sarhua. Será una gran fiesta.

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