Gonzo o cómo habla ella del sexo


(Publicado en El Peruano en diciembre de 2008, columna "A pie de página")
José Vadillo Vila

Como el periodista que escribe el prólogo, Javier Calvo, también soy un hombre conservador que se deleita leyendo transgresiones a mi vida cotidiana.
Acabo de terminar Sexografías. Su autora, Gabriela Wiener, una aplicada cronista, paisana (limeña) y transgresora, es muy conocida por los textos límite, digámoslo así, que publica regularmente en la revista Etiqueta Negra.
El libro es un tour por “lo mejor de lo mejor” de esos trabajos que le han dado notoriedad entre las publicaciones a ambos lados del charco.
Veamos. Está el perfil del actor porno español Nacho Vidal, un viaje interior con ayahuasca, su inmersión –con cuerpo presente- en el mundo de los swingers, otra al mundillo del sadomasoquista, su ingreso al mercado negro de los óvulos o su experiencia como madre primeriza.
La columna vertebral de los 19 textos es gonzo puro, subgénero periodístico del cual el cronista gringo Hunter S. Thompson fue deidad mayor. En manual para dummies el gonzo es cuando el periodista pasa de testigo a partícipe de los acontecimientos y ello se antepone a la noticia en sí. El periodista es la noticia.
Los detractores señalan al periodismo gonzo y a quienes lo ejercen como mercachifles, aprovechadores y aprovechados del morbo del lector (o televidente), del marketing editorial, de tener desatado un ego elevado a la enésima potencia… pueden también ser verdades porque en el periodismo algunos ven a los cronistas como vedetes.
Pero para ser un verdadero periodista gonzo que seduzca al lector hay que ser liberal (practicante, no teórico), libertino sin olvidar nunca la función periodística. Y tener una escritura como Wiener, que enamora por su “negrura”, mientras nos lleva con naturalidad al lado B de la sociedad, de ese mundo paralelo del cual (casi) todos somos tributarios y no son apta para todos.

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